Comentar esta novela el año pasado hubiera sido lo más certero; sobre todo después de haber conocido al autor y este haber ganado el Premio Silverio Cañada en Gijón; pero uno siempre prefiere descansar y reposar las lecturas. Y si hace falta volverlas a leer.
Ya han pasado más de ocho meses, y encuentro ahora el momento idóneo de realizar este comentario.
He de decir que no había leído “ Deudas Pendientes” hasta que asistí a su presentación; y es que el autor supo convencerme, a base de rescatar frases y sobre todo a la sencillez con la que iba definiendo su primera novela.
Igual que Antonio, no fue difícil adentrarme en el mundo de los protagonistas del pasado suburbio de Madrid en que vivió de pequeño el autor, ya que mi niñez va unida a un barrio que podría ser perfectamente el lugar de la trama.
Pablo Esteban, el conductor de la novela trabaja en una gestoría que va de capa caída. Un día al ir al trabajo, se encuentra con un amigo de la infancia, Trendy.
Una casualidad, que al final no lo es. Eran íntimos e inseparables, pero algo cambió sus vidas y desde que eran unos muchachos con proyectos, no se habían vuelto a ver. Pero sorprendentemente, unas horas después aparece asesinado en plena calle, y él es el último contacto y principal sospechoso.
Sin quererlo es obligado por la policía a inmiscuirse en la investigación y ser parte de ella.
Regresa a sus orígenes. Comprueba que los años se han cebado con las vidas de muchos y que ya no son lo que eran, ni lo que querían ser. Averiguará los secretos de su amigos, y encontrará muchas respuestas.
El autor retrata a un personaje típico actual, de treinta años, sin dinero, y que fiel a sus convicciones decide dirigir su vida en el lado correcto, aún creyendo que esta es una enorme tómbola y que los números pueden salir cualquier día.
Se mezcla la nostalgia de un tiempo vivido, con el presente; y un antiguo triangulo amoroso, y es que el pasado aunque no lo queramos nos persigue siempre.
Emocional, con investigación policial que nos llevará a un reencuentro, con final
inesperado.
Ya han pasado más de ocho meses, y encuentro ahora el momento idóneo de realizar este comentario.
He de decir que no había leído “ Deudas Pendientes” hasta que asistí a su presentación; y es que el autor supo convencerme, a base de rescatar frases y sobre todo a la sencillez con la que iba definiendo su primera novela.
Igual que Antonio, no fue difícil adentrarme en el mundo de los protagonistas del pasado suburbio de Madrid en que vivió de pequeño el autor, ya que mi niñez va unida a un barrio que podría ser perfectamente el lugar de la trama.
Pablo Esteban, el conductor de la novela trabaja en una gestoría que va de capa caída. Un día al ir al trabajo, se encuentra con un amigo de la infancia, Trendy.
Una casualidad, que al final no lo es. Eran íntimos e inseparables, pero algo cambió sus vidas y desde que eran unos muchachos con proyectos, no se habían vuelto a ver. Pero sorprendentemente, unas horas después aparece asesinado en plena calle, y él es el último contacto y principal sospechoso.
Sin quererlo es obligado por la policía a inmiscuirse en la investigación y ser parte de ella.
Regresa a sus orígenes. Comprueba que los años se han cebado con las vidas de muchos y que ya no son lo que eran, ni lo que querían ser. Averiguará los secretos de su amigos, y encontrará muchas respuestas.
El autor retrata a un personaje típico actual, de treinta años, sin dinero, y que fiel a sus convicciones decide dirigir su vida en el lado correcto, aún creyendo que esta es una enorme tómbola y que los números pueden salir cualquier día.
Se mezcla la nostalgia de un tiempo vivido, con el presente; y un antiguo triangulo amoroso, y es que el pasado aunque no lo queramos nos persigue siempre.
Emocional, con investigación policial que nos llevará a un reencuentro, con final
inesperado.
Por José Andrés Espelt
1 comentario:
Yo me identifiqué mucho con la época y el momento, con los trabajos precarios... muy buena.
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