El juez y escritor Giancarlo de Cataldo reivindica en BCNegra la importancia de la nueva novela negra europea.
TONI POLO - Barcelona
La Italia de los años del plomo. La Italia gris, dura, amarga de los 70 y 80. La de las violencias neofascistas, la de las Brigadas Rojas, la de la Democracia Cristiana, la de la Guerra Fría... Una Italia que se olvidó de la criminalidad y en la que la banda della Magliana, un grupo de delincuentes callejeros de Roma, halló el mejor caldo de cultivo para controlar el mercado de la droga y los locales de juego.
El grupo extendió tentáculos en la prostitución, blanqueo de dinero, videojuegos, la construcción... hasta relacionarse con la Camorra napolitana. Así es la realidad y la ficción en Una novela criminal (Roca Editorial), que Giancarlo de Cataldo, juez y escritor, presenta en Barcelona dentro del encuentro literiario BCNegra.
La ficción la pone De Cataldo: "Es todo lo que no consta en las actas judiciales, todo lo que no han contado los arrepentidos, todo lo que se le escapa a un juez, como yo, que conoce muy bien el mundo de la delincuencia", explica el autor. "Esos huecos los he llenado inventando una historia creíble. El libro no es un ensayo ni un reportaje, sino una obra de ficción, una fiel interpretación de todo lo que pasó en aquellos años".
La ficción la pone De Cataldo: "Es todo lo que no consta en las actas judiciales, todo lo que no han contado los arrepentidos, todo lo que se le escapa a un juez, como yo, que conoce muy bien el mundo de la delincuencia", explica el autor. "Esos huecos los he llenado inventando una historia creíble. El libro no es un ensayo ni un reportaje, sino una obra de ficción, una fiel interpretación de todo lo que pasó en aquellos años".
Roma, el descontrol
Pululan por la obra personajes siniestros, abiertos, entrañables incluso: "Hay una parte de mí en todos los protagonistas masculinos", reconoce Giancarlo. Y hace un repaso por todos ellos: Libanés, "que no sabe que en Roma los proyectos nacen y perecen en la misma mañana". Frío es un samurai, pero "poco elástico para entender que los tiempos cambian". Dandi, un oportunista, muy italiano; es decir, "malo, pero muy generoso". Scialoja, un chico del sur que "sueña con cambiar el mundo y luego se corrompe". Mientras, el personaje femenino, Patricia, es Roma, que "los acoge a todos y no ama verdaderamente a ninguno".
Roma es, de hecho, un personaje mimado, como se desprende de lo que nos cuenta De Cataldo con cierto orgullo: "Una ciudad con 2.760 años de historia, que ha sido capital del mundo entero, no se deja controlar ni enredar por nadie. Por Roma pasan papas, duques, alemanes, españoles, franceses, políticos, futbolistas, actrices, putas (en Roma, decimos mignotte, afectuosamente). Todos pasan y se van rápidamente. Roma no se controla".
No desvelamos nada si decimos que la banda acaba cayendo. Es la historia misma de la ciudad. "Sólo tuvimos una percepción real del fenómeno cuando ya se había extinguido", dice De Cataldo.
La historia italiana reciente no es exclusivamente criminal. "Sería indecoroso hacia mi país decir algo parecido, pero también ha sido historia criminal... Lástima que en Italia todavía no hayamos logrado rendir cuentas seriamente con nuestro pasado".
Roma es, de hecho, un personaje mimado, como se desprende de lo que nos cuenta De Cataldo con cierto orgullo: "Una ciudad con 2.760 años de historia, que ha sido capital del mundo entero, no se deja controlar ni enredar por nadie. Por Roma pasan papas, duques, alemanes, españoles, franceses, políticos, futbolistas, actrices, putas (en Roma, decimos mignotte, afectuosamente). Todos pasan y se van rápidamente. Roma no se controla".
No desvelamos nada si decimos que la banda acaba cayendo. Es la historia misma de la ciudad. "Sólo tuvimos una percepción real del fenómeno cuando ya se había extinguido", dice De Cataldo.
La historia italiana reciente no es exclusivamente criminal. "Sería indecoroso hacia mi país decir algo parecido, pero también ha sido historia criminal... Lástima que en Italia todavía no hayamos logrado rendir cuentas seriamente con nuestro pasado".
En la cumbre del ‘negro'
De Cataldo ha sido comparado con autores como De Lillo, Ellroy o Capote. "Me encuentro en buenísima compañía con ellos", comenta entre risas. El viernes intervendrá en una mesa redonda de BCNegra para responder a la siguiente pregunta: ¿La corrupción es inequívocamente mediterránea? Pero lo que más le atrae de su estancia en Barcelona es buscar un proyecto entre españoles e italianos: "Tenemos tanto en común... y creo que ahora ¡somos mucho mejores que los autores americanos!".
Fuente: www.publico.es/
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