MICHAEL CONNELLY EN LA PUERTA DE LA LIBRERÍA EN LA QUE ANTES YA HABíAN POSADO SUS AMIGOS PETER ROBINSON Y DENNIS LEHANE
SE TOMABA SU TIEMPO Y ESCUCHABA A CADA LECTOR ANTES DE PERSONALIZAR SU DEDICATORIA. LA LARGA COLA NO IMPORTABA, NI IMPORTABA A LOS LECTORES QUE ESPERABAN. SE SENTÍAN A GUSTO COMPARTIENDO EL MOMENTO Y BEBIENDO EL VINO DE LA CASA, QUE, COMO MUCHOS DE USTEDES SABEN, SÍ ES NEGRO PERO NADA CRIMINAL.
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