Cuando se acercaba el día de Sant Jordi en Cataluña, unos días antes, Ramon de España, comentaba, dos libros que se compraría, uno de ellos era “El Príncipe Zaleski”, en el daba una pequeña explicación de lo que uno se podía encontrar en el libro. Y la verdad, es que quedé prendado de su lectura.
No tiene fecha de caducidad, y como los libros de Poe o Conan Doyle, tienen el poder de ejercitar nuestra mente.
El príncipe Zaleski contiene tres historias escritas de puño y letra de M. P. Shiel en 1893: “La estirpe de los Orven” (sobre una maldición familiar), “La piedra de los monjes de Edmundsbury” (acerca del robo de una gema) y “La S. E.”, o en inglés “The S. S.” (iniciales de Spartan Society), la historia más llamativa por su carácter predictivo, sobre la eugenesia promulgada por una sociedad secreta. Completan el volumen tres relatos rescatados y retocados por su albacea literaria, John Gawsworth (“El asesinato de Murena”, “Los abogados desaparecidos” y el incompleto “La herencia de los Hargen”).Para el lector que lo descubra, la comparación con Sherlock Holmes será inevitable.
Pero a diferencia del detective victoriano, el príncipe Zaleski hace honor a su esencia sedentaria sin moverse del cómodo interior de su mansión, una “casa de Usher” en miniatura: Zaleski es el detective decadente máximo, de condición antiheroica, solitario, extravagante, sentimental, de gustos exquisitos y refinados.
Y como si las aventuras detectivescas de este aristócrata fuesen pocas, un rasgo que distingue al libro es su estilo cargado de imágenes, comparaciones, y sobre todo un acento puesto en la (oscura) ambientación. M. P. Shiel sabía que ése era su punto fuerte.
EL PRÍNCIPE ZALESKI
M.P. SHIEL
EDHASA
219 PÁGINAS
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