26 marzo 2007

III Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca


III CONGRESO DE NOVELA Y CINE NEGRO


El rostro del asesino


Después del éxito de las dos primeras ediciones, el Congreso de Novela y Cine Negro organizado por la Universidad de Salamanca volverá a celebrarse del 8 al 11 de mayo de 2007. De nuevo, la ciudad salmantina acogerá a escritores, directores de cine, estudiosos, libreros y aficionados a lo negro-criminal en un evento que se está consolidando entre los grandes festivales del género y que en esta ocasión estará específicamente dedicada al estudio de una de las figuras prototípicas por excelencia de la literatura negra: el criminal. Carles Quílez, Amir Valle, Juan Madrid, Jesús Palacios, Pepe Colubi, Miguel Oros, Paco Camarasa, Enrique Urbizu, Emilio Frechila, Manuel González de la Aleja o George Tyras serán algunos de los expertos que desgranarán los aspectos más destacados de un prototipo de personaje legendario que se ha ganado su reconocimiento por derecho propio. Además de sus intervenciones, habrá mesas redondas, proyecciones de películas y coloquios con el público. Dirigido por Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero, el congreso también será el marco en el que se presente Informe Confidencial: La figura del detective en el género negro (Editorial Difácil, 2007) que recoge las conclusiones del segundo encuentro negro-criminal celebrado en Salamanca en mayo de 2006. En la obra se podrán leer artículos de Andreu Martín, Fernando Martínez Laínez, Francisco González Ledesma, Paco Camarasa, Imanol Uribe, Vicente Aranda, José Luis Sánchez Noriega o Miguel Ángel Huerta Floriano, entre otros escritores y estudiosos del género.
El objetivo de esta tercera edición es cuestionar, debatir y reflexionar sobre la representatividad y vitalidad de la figura del asesinato –ya sea un simple ladrón, un psicópata, un sicario, un vulgar navajero o un tipo anónimo y gris que, llevado por diversos demonios, se ve abocado al crimen- en toda la literatura negra y policíaca. Si nos remontamos a los inicios del género, debemos decir que los primeros prototipos de este personaje estuvieron caracterizados por una serie de pautas evasivas y poco realistas dentro de un marco de pocas ambiciones. La mayoría de ellos estaban dotados de cualidades excéntricas (en forma de bandido generoso o de ladrones de guante blanco, como los legendarios Fantomas o Arsene Lupin) que lo ensalzaban del resto de los protagonistas. Era la creación del anti-héroe, de aquel personaje que en un principio robaba o asaltaba a las capas más altas de la sociedad con el fin de actuar como justiciero, como un defensor de los pobres, que se tomaba la justicia por su mano. Sus capacidades eran lo suficientemente hábiles como para salir triunfante de las persecuciones a las que era sometido. Con la evolución del género policial, llegó un momento que éste personaje manchó de sangre sus manos y no por ello dejó de recibir la admiración del público, dominado por el miedo y expectante ante la forma en la que el detective o investigador era incapaz de alcanzar la superioridad de su contrincante.
Nos encontramos, pues, hasta el momento, ante la visión de un tipo de criminal enfocado siempre desde una perspectiva lúdica. La ruptura inicial del orden establecido a través de un asesinato o un crimen dentro de una sociedad era provocado por este protagonista de una manera frívola y trivial donde las víctimas no eran nada más que carne fresca. Este juego policiaco, en el que el criminal jugaba un papel esencial, empezó a ser sustituido, en la literatura realista norteamericana de las primeras décadas del siglo XX, por un acercamiento cruel de la realidad donde este mismo personaje cambió radicalmente.
Con los inicios del género negro ya no tenemos a un criminal caprichoso y egocéntrico que aniquila a sus víctimas por doquier sino que el ambiente corrupto de las bulliciosas ciudades obligará a estos protagonistas a actuar para poder sobrevivir en una sociedad gobernada por el caos y el desorden. Uno de estos personajes será el gángster, que a causa de la opresión social se verá obligado a delinquir para alcanzar la gloria personal y que incluso llega a crear un tipo concreto de literatura: crook story. Además de estos personajes delincuentes, el género negro adoptará a otros de manera individual, que cometerán sus homicidios porque muchos de ellos no querrán pertenecer a la jerarquización que marca la sociedad. Veremos, pues, como algunos matan compulsivamente y escrupulosamente mientras que otros cometerán el delito sin que éste forme parte de su naturaleza ni de su imaginación.
Todos estos prototipos podemos tomarlos como punto de partida para empezar a deducir grandes diferencias entre ambos géneros a la hora de representar la figura del asesino. Si la novela policiaca reflejaba el asesino como un personaje que mataba a sus víctimas para lucirse y ser aplaudido en su desenlace, la novela negra muestra a este personaje como un auténtico marginado de la sociedad que debe matar para poder sobrevivir en un sistema que prevalece la ley del más fuerte. Efectivamente, bajo ese pretexto nos iremos encontrando con un mundo corrupto, hipócrita y lleno de suciedad cuya podredumbre moral crece a medida que avanzan las historias.
Por ello, y por el hecho de que las luces que habitualmente adornan protagonistas como Philip Marlowe, Sherlock Holmes o Hercule Poirot han oscurecido el estudio de este de personaje, queremos adentrarnos y conocer en boca de especialistas y creadores porque la figura del asesino consigue levantar tantas pasiones entre los lectores negrocriminales.

Àlex Martín Escribà
Javier Sánchez Zapatero
prensacongreso@gmail.com


y organización del evento.

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