20 febrero 2009

A Timba Abierta de Óscar Urra


Soy un “tramposo”. Y es que desde que nos han demostrado que el póker no es un juego de azar sino de posibilidades, uno puede esperar tranquilamente el tiempo necesario y lanzarse con un farol, que es exactamente lo que he realizado, con el comentario de esta novela.

Al pobre autor se le ha exigido llevar un cártel inexistente “la nueva novela policial madrileña”, y es que nunca ha sido nueva, ni vieja …. sólo estaba aletargada pero funcionaba, eso sí, en pequeñas editoriales. Una de ellas, Salto de Página, tiene el valor de sacar a esos pequeños narradores escondidos (no en sus máquinas de escribir) pero si en sus ordenadores; y de relato en relato te aparece una persona con una buena historia que contar.

Y aquí entra Óscar, desde su barrio y prácticamente sin esfuerzo visual (debido a su altura). Hace un recorrido de viajero guiri. Calles extrañas, individuos sospechosos y correa en mano para sujetar bien el contenido de nuestras absurdas posesiones.

Un detective suicida y ludópata que es salvado in extremis, cuando recibe en el último momento un encargo que no aclarará mucho su vida en este mundo, pero que posiblemente le pague el entierro a este elemento Julio Cabria; se le sumaran en la novela: un policía desquiciado; un camarero con gustos un poco variantes y un soplillos que se encargará de ser radio onda siempre que la cartera sea generosa con él.

Después, se sacará de la “manga” un mafioso (madrileño de genes ancestrales), el Botines, agasajado de guardaespaldas; individuos italianos relacionados con la Mafia, y diversos personajes que realizarán el papel de secundarios de lujo. La finalidad de todo ello, una misteriosa búsqueda: Pandora (no la caja).

Creo que después de acabar la novela puedo afirmar rotundamente que nos encontramos ante una novela extraordinariamente narrada y que augura un prometedor futuro para todos esos escritores que reiteramos, tienen algo que contar. Un Hurra por Óscar.


A Timba Abierta
Óscar Urra
Salto de Página 2008

PD. Este comentario de esta novela leída el año pasado, no hubiera sido posible realizarla en un estado normal de concentración. El presente, ha bebido de todas las fuentes posibles, ha abusado de la editorial, del propio autor y del prologuista, Carlos Salem.