04 marzo 2008

«Todos llevamos dentro un médico, un seleccionador y un detective»


El escritor murciano presenta hoy 'El caso de la viuda negra' en el Hemiciclo de la Facultad de Letras


Segunda entrega de las aventuras y pesquisas de Víctor Ros, un hombre tranquilo -pero capaz de dar un buen mamporro si es preciso y de apretar las tuercas cuando es necesario-, moderno, republicano, intuitivo observador y lógico. El caso de la viuda negra, segunda entrega de la mano de su creador, Jerónimo Tristante, otro implacable observador. Nuevas tramas cruzadas para este detective, un grissom extremeño, que nació con El misterio de la Casa Aranda y que ahora se enfrenta a un criminal temerario, audaz e inteligente. Y todo en esa España de finales del XX en la que se vive «como si Montesquieu no hubiera siquiera nacido».


- 25.000 ejemplares vendidos de su anterior novela, El misterio de la Casa Aranda. ¿Satisfecho, supongo?

- Sí. Más que el éxito me satisface la repercusión que ha tenido el personaje, que ha sido capaz de ganarse el corazón de los lectores.

- ¿Entretener, intrigar, cuál es la pretensión de Jerónimo Tristante?

- Como casi todos los docentes, yo estoy traumatizado por el bajísimo índice de lectura de la gente joven. Un día, en clase, pregunté a los alumnos cuántos libros habían leído. '¿Enteros!', fue la respuesta y eso es descorazonador. Hay que crear obras para que esos jóvenes se acerquen a la literatura y por eso mi primer objetivo es entretener; luego el misterio te permite mostrar una época y reflexionar sobre muchas de las cosas que nos ocurren en el presente.

- ¿Qué tiene Jerónimo Tristante de detective de lo cotidiano?

- Mucho, como todos los españoles. Todos llevamos dentro un seleccionador nacional, un médico capaz de recetar cualquier medicamento para cualquier enfermedad y un detective. En cualquier caso misterioso que aparece en los medios de comunicación, cada español tiene una teoría y un culpable.

- ¿Cuál es la receta para una buena intriga?

- En el caso de las novelas de Víctor Ros: un personaje llamativo, una buena ambientación histórica y que los misterios sorprendan a un lector que está muy resabiado en estos temas. En El caso de la viuda negra juego con el clásico enigma de la habitación sellada.

- También hay que poner un cadáver sobre la mesa...

- Eso siempre ayuda. Todos disfrutamos con esas series tipo CSI en las que constatamos que los muertos hablan. Nos ayudan a entender que la ciencia tiene una aplicación real. En el caso de Víctor Ros es una ciencia incipiente y casi romántica.

- Uno de los trucos es que los personajes no se estén quietos, que siempre les esté sucediendo algo...

- Intento crear una serie de subtramas y una galería de secundarios que complementan al personaje y me ayudan a dibujar el decorado de la España del XIX, además de lograr una narración fluida.

- Una trama laberíntica, pero en la que el lector no se pierde.

- Cuando comencé como profesor descubrí que si decía 'el páncreas segrega insulina', los alumnos no entendían segrega. Eso me permite ahora ajustar un nivel de lenguaje y léxico muy contenido. Pretendo que el lector no se pierda y se centre en la trama.

- Mucho de novela policiaca, pero también mucho de novela costumbrista, tiene tanto de Conan Doyle como de Larra.
- Y de Galdós. Un lector me dijo que era galdosiana y holmesiana y, desde luego, me quedé muy feliz con esa definición. Recojo a lectores que vienen de la novela policiaca y a los que que les gustan de la novela histórica.

- Se le nota cierta pasión por las viejas leyendas, por los lugares que encierran fábulas y encantamientos...

- Sí, dedico el libro a Juan Antonio Cebrián, que tenía uno de esos programas míticos de enigmas, parecido al de Íker Jiménez. Yo soy un hombre de ciencia, con una visión racional del mundo, pero me seducen mucho esos fenómenos a los que no encontramos una explicación lógica, quizá porque carecemos de la tecnología necesaria o porque son fenómenos paranormales. En Murcia tenemos la Casa Díaz-Cassou, en la que muchos funcionarios se han quejado de ver cosas extrañas..., aunque parece que ahora han remitido.

- El título, con perdón, no es precisamente lo mejor de la novela.

- Quizá, pero sitúa al lector perfectamente en el género.

- ¿Qué aporta la novela de detectives?

- Es una excusa para mostrar los comportamientos de una sociedad.

- ¿Tiene primero el esquema total de la novela antes de escribir o van surgiendo tramas según se desarrolla la escritura?

- Parece un tópico, pero las novelas cobran vida. Tengo todo perfectamente definido, pero siempre hay elementos que surgen mientras se escribe. Tengo unos amigos muy insensatos que leen mis manuscritos y ellos también me ayudan a afinar detalles.

- Habrá nuevas entregas del detective Víctor Ros...

- Sí. La próxima está ambientada en la Barcelona del XIX, una ciudad extraordinaria en la que se unen los últimos románticos y los primeros modernistas, los movimientos anarquistas y el nacimiento del nacionalismo. Su título provisional es El endemoniado de la calle Calabria.

- Por cierto, es un héroe que va dejando varios cadáveres a su paso...

- No es tan luminoso como parece; su pasado le va pasando factura, él es, literalmente, el hijo de un monstro. Creo que eso es parte del éxito. La gente está cansada de esos héroes posmodernos, alcohólicos e inadaptados. Frente a esos clichés. Víctor Ros es un héroe positivo.
Gontzal Díez

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