Muchos coincidirán conmigo en que lo que vimos ayer en el Teatre Romea, ha sido y será uno de los momentos que recordaran a BCNegra 07.
En primer lugar la magnífica lectura efectuada por los actores que se encargaron de dar la esencia particular catalana a “La Quinta Mujer”; después descubrimos a un Henning Mankell comprometido con África, solidario y “desnudándose” a todos los presentes y sobre todo mostrando un interés por lo que nos rodea.
No sé si el Sr. Mankell, al pasar por la calle Hospital se percató del mestizaje, de la nueva Barcelona llena de personas de todo el mundo y eso le animó a sentarse en el sofá preparado y a encontrarse entre amigos. Demasiadas tristes verdades ....
Y es que allí no descubrimos a un Wallander, si no a un Sr. Mankell, que como se clasificó más joven que Le Carre, pero igual de indiferente a los actos de ensalzamiento de su persona.
El “blanco” del Teatro de Maputo, dejó muchas veces al Inspector Sueco de lado, pero enseñó como suele construir una novela. Se encontró a gusto; ayudó el traductor que con su soltura hizo que el acto se hiciera demasiado corto.
El Teatro Romea volvió a brillar, se quedó pequeño, pero no con una obra de teatro, si no con la presencia de un escritor.
Y terminaré reiterándome prometiendo alguna entrega más del acto celebrado ayer.
En primer lugar la magnífica lectura efectuada por los actores que se encargaron de dar la esencia particular catalana a “La Quinta Mujer”; después descubrimos a un Henning Mankell comprometido con África, solidario y “desnudándose” a todos los presentes y sobre todo mostrando un interés por lo que nos rodea.
No sé si el Sr. Mankell, al pasar por la calle Hospital se percató del mestizaje, de la nueva Barcelona llena de personas de todo el mundo y eso le animó a sentarse en el sofá preparado y a encontrarse entre amigos. Demasiadas tristes verdades ....
Y es que allí no descubrimos a un Wallander, si no a un Sr. Mankell, que como se clasificó más joven que Le Carre, pero igual de indiferente a los actos de ensalzamiento de su persona.
El “blanco” del Teatro de Maputo, dejó muchas veces al Inspector Sueco de lado, pero enseñó como suele construir una novela. Se encontró a gusto; ayudó el traductor que con su soltura hizo que el acto se hiciera demasiado corto.
El Teatro Romea volvió a brillar, se quedó pequeño, pero no con una obra de teatro, si no con la presencia de un escritor.
Y terminaré reiterándome prometiendo alguna entrega más del acto celebrado ayer.
Y añadir dos cosas más del autor:
Tan pronto como le toco su turno, dijo: Para que luego digan que la gente se queda en casa viendo la televisión. (Con el teatro lleno hasta la bandera).
Y segunda: Prometió más entregas del Inspector Wallander.
2 comentarios:
Cada vez que leo lo bien que estuvo Mankell me da una crisis de envidia sana, porque ése es uno de los actos a los que me hubiera gustado asistir. Es fenomenal que Wallander nos "amenace" en volver, casi tan bueno como reconocer en Mankell un ser humano comprometido e "indiferente a los actos de ensalzamiento de su persona".
Lo del Teatro Romea, impresionante. Si puedes hoy entra en el blog de Jesus (Pinchando en Hueso). Entre lo bien que escribe y lo que vió, es de lo mejorcito que he leído de BCNegra.
Gracias Susana.
José Andrés.
PD. Por mi sangre corre sangre castellonense (mi padre es de "Coves de Vinromá y mis primos de Castellón)
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