El escritor mexicano Yuri Herrera ha defendido hoy en León la nula influencia que la novela de ficción criminal puede ejercer en los delincuentes reales a la hora de aportarle ideas, entre otras circunstancias, porque, ha dicho, 'no estoy seguro de que los criminales lean novelas'.
Así lo explico a EFE antes de participar en el I Congreso de 'Ficción Criminal: Justicia y Castigo', organizado por la Universidad de León, apuntó que está convencido de que los criminales no sólo no leen novela, si no que estan interesandos en ella.
Ha añadido que en todo caso, si hubiera que hablar de una posible influencia, ésta podría encontrarse 'más en el cine', aunque también lo puso en duda.Herrera tiene previsto presentar en este congreso de Ficción Criminal la novela 'Los Trabajos del Reino', publicada en 2004, en la que describe la relación entre un artista y el poder, este último representado a través de un narcotraficante.Sobre la relación entre arte y poder, ha señalado que 'muchos artistas' ven 'natural' o 'a veces como una forma de supervivencia' realizar su obra 'en función del poder', sea éste el de un gobierno, una institución o el propio mercado, algo que considera 'legítimo', pero que implica que este autor pierda su 'independencia'.Ha afirmado que 'cotidianamente' comprueba cómo 'la gente tiene que lidiar con las diversas presiones que existen a la hora de construir el arte', en el sentido de que 'hay como una batalla constante con las diversas instancias que están tratando de marcar cómo los artistas deben hacer el trabajo'.
En su novela, describe las vivencias de un artista que al principio 'encuentra que lo que hace tiene un valor y que es respetado, pero que en el momento que esto ocurre empieza a servir al poder (al capo) y empieza a perder su independencia'.
Posteriormente, toma conciencia de que su oficio 'no tiene que depender de un hombre poderoso y vuelve a buscar su propia voz a contrapelo de lo que se le dicta dentro del poder', ha explicado.'Más allá de los crímenes que se producen en la novela, todo el ambiente general de la historia está impregnada de la moral criminal y de la fuerza como una manera de resolver los conflictos', ha explicado.
En esta novela, el autor en ningún momento echa mano de palabras como narcotráfico, droga, ni incluso México y EE.UU, pese a que la acción se desarrolla en la frontera entre estos dos países.Herrera, que cursa el doctorado en Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad de California, tiene previsto adelantar en este congreso parte de la tesis doctoral que realiza sobre un proceso judicial que se hizo en México sobre una matanza de mineros en Pachuca en 1920.
Terra-EFE
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