Alejandro M. Gallo, astorgano, es jefe de la Policía Local de Gijón, pero también es uno de los más sorprendentes creadores de novela negra de nuestro país. Ayer se acercó a la Feria del Libro de León para pronunciar la conferencia La actualidad de la novela negra y para firmar ejemplares de sus obras. Una de las que mejores críticas han recibido es Una mina llamada infierno , que arranca con «una serie de misteriosos asesinatos que sacuden la cuenca minera leonesa -explica-. Las víctimas sólo tienen en común haber trabajado en la mina Infierno, propiedad de los dueños y señores del valle. La policía encarga al joven inspector T. Ramalho da Costa que se infiltre en la población minera como un trabajador más».
«Allí -continúa- conocerá de primera mano los sueños, las frustraciones, los miedos, el pasado y el presente de sus gentes. Incluso olvidará que es policía y cuál es su peligrosa misión». Del libro se ha dicho: «El entorno al rojo vivo de la mina, la especulación urbanística y financiera, la explotación sin escrúpulos y el crimen organizado se dan cita en esta explosiva y trepidante obra de acción, única en su género al mezclar los ingredientes puros y duros de la novela negra con la recreación del complejo y laberíntico mundo minero».
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