03 enero 2008

De lo mejor del 2007: ALEA


Finaliza el año, es hora de marcarnos objetivos y propósitos de esos que tan sólo recordaremos cuando hacia finales de Diciembre tengamos que retomar otro nuevo año.

También es hora de lotería, villancicos y reflexiones. Y ¿porque no? De hacer un breve resumen dentro de las numerosas publicaciones que han inundado las estanterías de género negro durante este año que termina. Bien, pues aunque sueno un poco pretencioso, ahí vamos.

Son muchas las editoriales que han continuado su buena labor durante los últimos años: Tropismos, Barataria, Siruela...surgieron nuevos premios de literatura negra: RBA, L.H. Confidencial... pero hay que destacar que si el año pasado nos sorprendió gratamente la propuesta editorial de La factoría de Ideas, buscando afianzarse en un mercado cada día más competente, ofreciendo a sus lectores dentro de la colección calle negra títulos que mezclaban de manera totalmente coherente autores clásicos europeos y anglosajones como Lawrence Block, Thomas Jefferson Parker o González Ledesma con apuestas tan frescas y arriesgadas como el británico Danny King, este año merece atención especial la colección ficción internacional de Alea (Paidós) y es que no sólo de buenos títulos en materia de humanidades y psicología iba a pervivir esta editorial, el buen hacer tradicional en selección de títulos lo han trasladado a una interesantísima y maravillosa selección de novelas que en su mayor parte podríamos encuadrar dentro del género mas negro posible.

Han sido tan sólo cinco títulos: La costa maldita, Los fantasmas de Christopher, Y perdónanos nuestras culpas, Hora Cero en Phnom Penh y Día de Paga. Todas ellas de autores inéditos en España, pero con trayectorias si no consagradas en sus países, si al menos prometedoras y de alguna manera afianzadas gracias a distintos premios de lectores y crítica, incluso Hora Cero ha merecido la atención especial del mismísimo jefe Taibo en la XX Semana negra de Gijón, lo cual ya es toda una garantía a tener en cuenta.

Los cinco títulos mantienen una misma línea, son novelas donde la ambientación y el perfil psicológico de los protagonistas son tan importantes como la trama. Tanto Vincent Calvino, como el comisario Van Leeuwen o Winston Malone son personajes atrapados en un mundo que aunque cotidiano no por ello menos angustioso. Héroes cincelados a golpes de sobrevivir en unas atmósferas personalmente pesarosas porque esconden secretos como el detective de homicidios australiano Joe Cashin o porque los van descubriendo dentro de su entorno cercano como el comisario holandés Van Leeuwen, cuya esposa enferma de Alzheimer marca su devenir, no de una forma compasiva ni marginal, sino desde la misma realidad de la propia enfermedad.
Puede que algún critico excesivamente crítico haga especial hincapié en que las tramas no son del todo originales, que pueden recordar a libros ya escritos, bueno es cierto, puede que así sea, pero a parte de lo difícil que resulta escribir algo completamente novedoso no sólo en novela negra si no en literatura en general, las subtramas son especialmente exquisitas y originales con lo que el conjunto en general resulta francamente atractivo y delicioso.
Han sido tan sólo cinco títulos que han aportado solidez y confianza en el género, que esperamos tengan continuidad para este nuevo año y por supuesto para los siguientes.

Ah y buen año negro para todos.

Por José Ramón Gómez Cabezas.

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