Recibido esta mañana por Miquel Torrent sobre la novedad editorial presentada esta mañana.
"Es asombroso con qué poco se compone hoy un libro: se mezcla una trama a lo Código Da Vinci (imprescindible un crimen lo más truculento posible); se busca una figura cultural indiscutible y misteriosa o así (por ejemplo, en lugar de Da Vinci la raíz del enigma puede ser Beethoven), y voilá, ya está, ya tenemos un libro como La décima sinfonía, una novela cargada de buena voluntad, pero aburrida y farragosa, la verdad. La firma un tal Joseph Gelinek, y ya desde el principio la editorial muestra sus cartas: es, nos dicen, el seudónimo de un “musicólogo”. Bueno, pues bajo el seudónimo de marras se esconde Máximo Pradera. Y los malvados de siempre aseguran que lo asombroso no es el seudónimo vergonzante, sino que no lo haya utilizado más a menudo, vistos algunos de sus libros anteriores"
Aparecido en EL CULTURAL
http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/23825/Buenas_practicas
"Es asombroso con qué poco se compone hoy un libro: se mezcla una trama a lo Código Da Vinci (imprescindible un crimen lo más truculento posible); se busca una figura cultural indiscutible y misteriosa o así (por ejemplo, en lugar de Da Vinci la raíz del enigma puede ser Beethoven), y voilá, ya está, ya tenemos un libro como La décima sinfonía, una novela cargada de buena voluntad, pero aburrida y farragosa, la verdad. La firma un tal Joseph Gelinek, y ya desde el principio la editorial muestra sus cartas: es, nos dicen, el seudónimo de un “musicólogo”. Bueno, pues bajo el seudónimo de marras se esconde Máximo Pradera. Y los malvados de siempre aseguran que lo asombroso no es el seudónimo vergonzante, sino que no lo haya utilizado más a menudo, vistos algunos de sus libros anteriores"
Aparecido en EL CULTURAL
http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/23825/Buenas_practicas
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