18 noviembre 2008

Benito Taibo acabará «Tres tuertos en el agua»


Paco Ignacio Taibo Lavilla, Taibo I, falleció dejando inconclusa la novela «Tres tuertos en el agua», aunque él dudaba si titularla «Tres ojos azules», según precisó ayer su discípulo Miguel Cane. Se trata de una novela policiaca con mucho humor, que empezó a escribir en 1999 y que estuvo a punto de acabar en 2000, pero la dejó para acabar «algún día» el último capítulo, sin que ese día llegara finalmente. La enfermedad, que lo dejó sin vista y casi sin oído, lo impidió.

Su hijo, el poeta Benito Taibo Maojo, que está a punto de publicar su primera novela, anunció pocas horas después de fallecer su padre que se encargará de revisar el manuscrito y concluir el capítulo que falta para publicar la obra con la firma de su padre. La intención de la familia Taibo es que la novela esté publicada a tiempo para poder incluirla en la próxima edición de la «Semana negra», la número 22, que organiza el primogénito, Paco Ignacio Taibo II, y que se celebrará del 10 al 19 del próximo mes de julio en Gijón. La presencia de «Tres tuertos en el agua» o «Tres ojos azules» formaría parte del pequeño homenaje que la «Semana negra» tributará a un gran defensor, seguidor y participante del acto desde su primera edición hasta el año 2007, que llegó a Gijón en silla de ruedas. En el último verano, ya no pudo viajar debido a lo avanzado de su enfermedad, que finalmente derivó en la neumonía que le provocó la muerte.

La novela inconclusa de Taibo I está ambientada en la ciudad de Nueva York y sigue la tradición de incorporar el sentido del humor al suspense propio del género, al que adoraba. Taibo I era un gran seguidor de las novelas del escritor belga Georges Simenon y aseguraba que asomarse a sus páginas «es un descanso de las barbaridades que malos y más malos van cometiendo en la vida real, para lo que basta asomarse a un noticiero de la televisión».

A Taibo I no le gustaba mucho la novela negra contemporánea. Él prefería «releer, en todo caso», la novela negra clásica porque, aseguraba, «ni los métodos, ni la literatura, ni los personajes de los autores de siempre, han perdido su fuerza y la capacidad de cautivarnos se hace evidente porque, una y otra vez, sus novelas se vuelven a imprimir en todos los idiomas posibles y siguen generando pesadillas a generaciones de devotos lectores».

Pero Taibo I fue, ante todo, periodista y maestro de periodistas, como significó su hijo Taibo II. «Para mi padre el periodismo era una mezcla de técnica y oficio con llama sagrada; no lo consideraba un negocio sino una misión, la voz de quienes no la tienen; él decía: trinchera que agarres, úsala». El creador de la «Semana negra» aseguró que su padre les enseñó «las artes de resistir».