Febrero de 2010. A Carlos Zanón le noto feliz y a la vez inquieto. De pronto se encuentra en una vorágine de escritores consagrados. Pero oye el murmullo en alguno de ellos, que hay una novela de un autor novel, de lectura obligada. La suya.
Esos cuatro años empleados en su primera obra han valido la pena. Cinco meses después de haberla leído, ya ha sido consagrada. Finalista en el Premio Memorial Silverio Cañada 2010 de Gijón y Premio Brigada 21 a la primera mejor novela.
Esos cuatro años empleados en su primera obra han valido la pena. Cinco meses después de haberla leído, ya ha sido consagrada. Finalista en el Premio Memorial Silverio Cañada 2010 de Gijón y Premio Brigada 21 a la primera mejor novela.
¿Y qué tiene de especial, Tarde, mal y nunca?
Todo.
Una lucha contrarreloj de despropósitos, a causa de unos personajes estrafalarios que ya han marcado su destino: lleno de drogas, prostitutas, alcohol y ataques de locura. Pero no contentos, añadimos a todo eso: un crimen pasional, unos mossos de esquadra despistados y un cocktel explosivo de absurdas negaciones y afirmaciones (raro de narices).
El humor negro empleado ni mucho menos es exagerado, la realidad supera a la ficción, y si no vengan a mi barrio. En una semana, pueden tener la trilogía de Barcelona.
El ritmo de la narración es frenético, no valen pausas, toda la situación social en estado puro; esa Barcelona mestiza, que no es tanto. El racismo se disimula pero no se oculta.
Entramos en Territorio Comanche, entramos en los barrios de gente corriente, lejos de la BCN Cosmopolita, de ese “Chino” que existió una vez y otra vez… hasta hace unos años.
Carlos descubre otra ciudad, y por ahí se tiene que continuar.
¡Mucha Suerte!
Texto Editorial:
Ésta es la historia de Epi. Y de su compadre, Tanveer Hussein. Y del hermano de Epi, Álex que oye voces y ve a Cristo escondido en bares y lavabos. Y de Tiffany Brisette, Reina Exiliada con las cejas tatuadas. Y en menor medida, del barrio en el que todos están atrapados. Un paisaje moral fulminado en el aquí y ahora. Y es que la primera vez que Epi decidió existir no encontró mejor forma de hacerlo que matando a Tanveer. No quería escandalizar al mundo ni llamar la atención. Ni siquiera trató de ser violento. Sólo quería recuperar a la mujer que se le escabullía entre las manos. Si mataba a quien le había robado su amor, estaba seguro que ella volvería con él. Que todo volvería a ser como era antes. Mientras, Álex busca por el barrio a su hermano: las horas corren. La policía – un cuerpo de nueva creación, vanidoso y moderno – busca no sabe a quién ni para qué. De hecho todos los personajes corren unos detrás de otros sin saber qué buscan, qué esperan obtener de los demás. Quizás sólo deseen poder adelantarse al otro, y saber qué está pasando. Y a todo esto el barrio regurgita en un coro de pequeñas vidas que, en realidad, son los que deciden los acontecimientos. Y durante las horas siguientes un grupo de calles dentro de una ciudad se estremecen ante las novedades. Álex encuentra a su hermano. La policía encuentra a Epi. Tiffany intenta entender y huir aunque no por este orden. Y el final sorprendente los deja a todos en una casilla distinta a la que hubieran deseado.
- ¿Tu hermano va armado?
- No, no.
- ¿Lo sabes o lo supones?
- Lo sé. Es un buen chaval, muy pacífico. No sé qué es lo que ha podido pasar.
Por José Andrés Espelt
Tarde, mal y nunca
Carlos Zanón
Saymon 2009
T.E.L. 5 Horas
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