El libro sobre la batalla de Iwo Jima que James Bradley y Ron Powers publicaron en el 2001 lleva 14 semanas en la lista de los más vendidos. La obra se titula Flags of our fathers y cuenta una historia tan poderosa que Clint Eastwood decidió llevarla al cine. ¿El resultado? Una película de 131 minutos que ha resucitado el interés por la segunda guerra mundial tanto en EEUU, donde se estrenó el 20 de octubre y es la cuarta película más vista en el país, como en Japón, donde abrió como la segunda más vista. En España se estrena el próximo 5 de Enero con el título de Banderas de nuestros padres.
Eastwood se asoció con Steven Spielberg, seleccionó a un puñado de jóvenes actores, a un guionista de lujo --Paul Haggis, director de Crash--, y rodó en EEUU, Iwo Jima e Islandia esta cinta alabada por la crítica como una de las mejores del año en la antesala de los Oscar.
Banderas de nuestros padres recoge el momento en el que un grupo de soldados clavaron la bandera americana en Iwo Jima. El padre de James Bradley, John, apodado Doc e interpretado por Ryan Phillippe, fue uno de los seis hombres que hicieron ondear las barras y estrellas en el punto más alto de la isla. Era la quinta jornada de la ofensiva americana que se alargaría durante un mes.
Aquel instante fue inmortalizado por el fotógrafo Joe Rosenthal y aprovechado por el gobierno estaodunidense, que preparó un triunfal regreso para los tres supervivientes: Doc, Ira Hayes (Adam Beach, en la pantalla) y Rene Gagnon (interpretado por Jesse Bradford).
Eastwood tenía 14 años en 1945. Los suficientes como para recordar que la famosa imagen de Rosenthal se convirtió en símbolo de la victoria y el heroísmo de los marines. Después se supo que la foto no contaba toda la verdad: la bandera ya había sido colocada en el Monte Suribachi unas horas antes y aquélla no hacía más que sustituirla para la foto. Según algunos, un mando militar quiso quedarse con la original como recuerdo. Otros aseguran que la primera era demasiado pequeña como para que luciera.
El filme expone la sangrienta lucha por la isla y cómo los tres supervivientes sabían que su heroísmo era fruto de la casualidad. Estaban en el sitio justo en el momento adecuado. Pero mientras Gagnon capitalizó su buena suerte y Doc se dejó llevar, Hayes, consumido por la culpa, se dio a la bebida. Los otros tres soldados que aparecen en la foto murieron en Iwo Jima.
A esta nueva apuesta de Eastwood, que regresa tras la cámara después de los Oscar de Million dollar baby en el 2004 (mejor película, director, actriz y actor secundario) le seguirá el año que viene su siguiente entrega sobre la guerra que dividió el mundo en el siglo XX. La ha titulado Cartas desde Iwo Jima para dar voz a los soldados nipones y cuenta con Ken Watanabe en el papel del general japonés que defendió la isla. Eastwood la rodó en seis semanas después de editar Banderas de nuestros padres.
Eastwood se asoció con Steven Spielberg, seleccionó a un puñado de jóvenes actores, a un guionista de lujo --Paul Haggis, director de Crash--, y rodó en EEUU, Iwo Jima e Islandia esta cinta alabada por la crítica como una de las mejores del año en la antesala de los Oscar.
Banderas de nuestros padres recoge el momento en el que un grupo de soldados clavaron la bandera americana en Iwo Jima. El padre de James Bradley, John, apodado Doc e interpretado por Ryan Phillippe, fue uno de los seis hombres que hicieron ondear las barras y estrellas en el punto más alto de la isla. Era la quinta jornada de la ofensiva americana que se alargaría durante un mes.
Aquel instante fue inmortalizado por el fotógrafo Joe Rosenthal y aprovechado por el gobierno estaodunidense, que preparó un triunfal regreso para los tres supervivientes: Doc, Ira Hayes (Adam Beach, en la pantalla) y Rene Gagnon (interpretado por Jesse Bradford).
Eastwood tenía 14 años en 1945. Los suficientes como para recordar que la famosa imagen de Rosenthal se convirtió en símbolo de la victoria y el heroísmo de los marines. Después se supo que la foto no contaba toda la verdad: la bandera ya había sido colocada en el Monte Suribachi unas horas antes y aquélla no hacía más que sustituirla para la foto. Según algunos, un mando militar quiso quedarse con la original como recuerdo. Otros aseguran que la primera era demasiado pequeña como para que luciera.
El filme expone la sangrienta lucha por la isla y cómo los tres supervivientes sabían que su heroísmo era fruto de la casualidad. Estaban en el sitio justo en el momento adecuado. Pero mientras Gagnon capitalizó su buena suerte y Doc se dejó llevar, Hayes, consumido por la culpa, se dio a la bebida. Los otros tres soldados que aparecen en la foto murieron en Iwo Jima.
A esta nueva apuesta de Eastwood, que regresa tras la cámara después de los Oscar de Million dollar baby en el 2004 (mejor película, director, actriz y actor secundario) le seguirá el año que viene su siguiente entrega sobre la guerra que dividió el mundo en el siglo XX. La ha titulado Cartas desde Iwo Jima para dar voz a los soldados nipones y cuenta con Ken Watanabe en el papel del general japonés que defendió la isla. Eastwood la rodó en seis semanas después de editar Banderas de nuestros padres.
En pocas palabras, a este señor cada vez le sientan mejor los años.
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