De un contenedor de basura en un aparcamiento periférico
asoma el cadáver de una chica jovencísima. Estamos en un pueblo de la costa de
Livorno, el imaginario Pineta, convertido en una localidad balnearia de moda:
donde estaba el bar con petanca han puesto un discopub al aire libre, en la
pineda hay un gimnasio exterior de body-building y ya no hay bancos, sólo
aparcamientos para las motos. El homicidio parece ser un asunto de droga y
sexo, y las sospechas recaen sobre dos amigos de la víctima, malcriada hija de
buena familia de licenciosa conducta.
Pero la casualidad quiere que, por amor al cotilleo y para matar el tiempo, el
grupo de los viejecitos del Bar Lume comience a hablar sobre el crimen, a
discutir, a reñir y, por último, a indagar. El propietario del bar, Massimo,
nieto de uno de ellos, se acaba erigiendo como el verdadero y desganado
investigador, al que los jubilados, como un coro griego, discuten sus
intuiciones, las desmontan y las perfeccionan, pasándolas por un cómico cedazo
de irreverencias, y convirtiendo la investigación, más allá de la intriga
policíaca, en una expresión de testaruda supervivencia de los habitantes del
pueblo frente a la devastación del consumismo turístico modelado por la
televisión.
La brisca del cinco
Marco Malvaldi
Destino 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario