Prisión de Fyffes, año 1937. Un poeta observa, a través de los barrotes surrealistas de su celda, una ciudad en tiempos de guerra que acepta en silencio que la fuerza de Muerte abone la tierra y dé carnada al mar.
Santa Cruz de Tenerife, setenta años después. Otros son los secuaces y abominables seres que brillan en nuestro tiempo de infinitas tribulaciones y oscuros lazaretos. La estrella de la vida ha sido desplazada, el cordero ha sido devorado por el lobo, y la imagen de El Señor de las Tribulaciones desaparece de su santuario hacia el fondo de un charco de tramas políticas, sociales y económicas de unas islas convertidas en un profundo vertedero. En una habitación, Héctor Vázquez espera la llegada de quien lo ha de asesinar mientras escucha a Bob Dylan. Su memoria y la del narrador omnisciente recorrerán los últimos noventa y siete días de la basura escondida. Y como es costumbre en nuestro autor, a mitad de camino un juguete amargo, una mujer.
Javier Hernández Velázquez, nacido en Santa Cruz de Tenerife, abogado y funcionario de administración local, está considerado un referente en la novela negra que se hace en Canarias. Según Antonio Lozano, Javier Hernández tiene la virtud que se espera de todo buen autor, antes de sumergirnos en una novela: la de depararnos más de una sorpresa. Como en todo tríler que se respete, sorprende al lector sin salirse en ningún momento de la coherencia del relato, dando vida a un entramado narrativo complejo, coherente, atractivo y perfectamente resuelto.Es autor de varias novelas básicas en la reciente literatura canaria: Factotum (2005), La identidad fragmentada (2007), Los días prometidos a la muerte (2010) y este El fondo de los charcos (Tenerife, 2011) que significa una vuelta de tuerca en su narrativa, llevando sus relatos hasta el hardboiled. Para Agustín D. Pacheco, el autor, cuyo olfato literario y vocación vital resultan evidentes, nos sabe trasladar con una narrativa directa, nítida, y una bien montada trama, a las certezas y dramas de las islas.
Santa Cruz de Tenerife, setenta años después. Otros son los secuaces y abominables seres que brillan en nuestro tiempo de infinitas tribulaciones y oscuros lazaretos. La estrella de la vida ha sido desplazada, el cordero ha sido devorado por el lobo, y la imagen de El Señor de las Tribulaciones desaparece de su santuario hacia el fondo de un charco de tramas políticas, sociales y económicas de unas islas convertidas en un profundo vertedero. En una habitación, Héctor Vázquez espera la llegada de quien lo ha de asesinar mientras escucha a Bob Dylan. Su memoria y la del narrador omnisciente recorrerán los últimos noventa y siete días de la basura escondida. Y como es costumbre en nuestro autor, a mitad de camino un juguete amargo, una mujer.
Javier Hernández Velázquez, nacido en Santa Cruz de Tenerife, abogado y funcionario de administración local, está considerado un referente en la novela negra que se hace en Canarias. Según Antonio Lozano, Javier Hernández tiene la virtud que se espera de todo buen autor, antes de sumergirnos en una novela: la de depararnos más de una sorpresa. Como en todo tríler que se respete, sorprende al lector sin salirse en ningún momento de la coherencia del relato, dando vida a un entramado narrativo complejo, coherente, atractivo y perfectamente resuelto.Es autor de varias novelas básicas en la reciente literatura canaria: Factotum (2005), La identidad fragmentada (2007), Los días prometidos a la muerte (2010) y este El fondo de los charcos (Tenerife, 2011) que significa una vuelta de tuerca en su narrativa, llevando sus relatos hasta el hardboiled. Para Agustín D. Pacheco, el autor, cuyo olfato literario y vocación vital resultan evidentes, nos sabe trasladar con una narrativa directa, nítida, y una bien montada trama, a las certezas y dramas de las islas.
El fondo de los charcos
Javier Hernández Velázquez
Baile del sol 2011
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