12 septiembre 2008

Un noruego con luz propia en el universo de la novela negra


Dos detectives deliciosos afrontan casos complejos y tratan de rearmar su vida amorosa. “Lo interesante de los asesinatos es que confrontan con lo que está bien y lo que está mal, con las fronteras de la gente”. Por Juan Manuel Montero.


Bienvenidos al frío. Si hasta hace poco tiempo la novela negra tenía como máximos exponentes a norteamericanos y a ingleses, los escritores nórdicos han llegado para quedarse, con un estilo que nada tiene que envidiarle al de los otros. El primer caso, el que trascendió las fronteras de lo desconocidos, es el del sueco Henning Mankell, ya transformado en un verdadero creados de best seller de la mano de su personaje más conocido, el inspector de policía Kurt Wallander. Pero quien hasta hace poco parecía ser la sombra de Mankell ha emergido con luz propia. El noruego K.O. Dahl es el padre de dos detectives deliciosos: el inspector Gunnarstranda y su ayudante Frolich, dos hombres que, a la vez que resuelven casos complicados, deben intentar enderezar su vida sentimental a 30 grados bajo cero.

Un muerto en el escaparate es la segunda novela de K.O. Dahl. Su antecesora, La muerte en una noche de verano, sirvió como presentación de sus personajes y para comenzar a sacar al autor del anonimato.

El anticuario Reidar Folke Jespersen lleva una vida inentendible para sus allegados. Está casado con una mujer casi 30 años más joven, aunque él mantiene un celibato autoimpuesto. Jespersen es uno de los anticuarios más respetados de la helada Oslo. y es considerado por todos un viejo huraño y violento. Muchos, incluso sus hermanos y hasta su hijo, tienen razones para quererlo muerto. Sus deseos se ven realizados un viernes 13. El cadáver de Jespersen aparece en el escaparate de su comercio desnudo y sentado en una silla.

Allí entran en acción los inefables Gunnarstranda y Frolich, quienes demuestran ser verdaderos perros de presa a la hora de buscar al culpable. En medio de viejos amoríos y de negocios inconclusos, aparece la sombra de los nazis, lo que complica aún más el rompecabezas.


Un lugar entre los grandes


K.O. Dahl. tenía ganas de escribir, y así lo demuestran las 460 páginas del libro. Pero no se asuste. A partir del primer capítulo dejar de leer será casi imposible. El noruego utiliza todos los recursos de la novela negra clásica, pero les añade modernidad y las características del inhóspito paisaje de su país. No es fácil investigar mientras uno se está congelando.“No estoy de acuerdo -ha dicho Dahl- con que los escritores nórdicos seamos mas sádicos que los del sur. Yo no estoy interesado en los asesinatos, que sólo son una excusa para escribir sobre la gente, la sociedad, el amor o muchas otras cosas.

Lo interesante de los asesinatos es que confrontan con lo que está bien y lo que está mal, con las fronteras de la gente”. Pero también deja en claro sus gustos literarios. “Estados Unidos, en estos momentos, no tiene nada que ofrecer en materia de novela negra, y en cambio Europa tiene material de altísima calidad”, opina.Los amantes del policial estarán de parabienes con este nuevo representante.

Seguramente, personajes como Auguste Dupin, Salvo Montalbano, Hercule Poirot, Guido Brunetti, Perry Mason, Philip Marlowe, Joseph Rouletabille, Michael Ohayon, Philo Vance, Sherlock Holmes, Kurt Wallander, Kostas Jaritos, Nastia Kaménskaya, Harry Bosch, John Rebus, Miss Marple, John Appleby y, por supuesto, nuestro querido Isidro Parodi no tendrán problemas, desde ahora, en hacerles un lugar junto a ellos a Gunnarstranda y a Frolich.


© LA GACETA





UN MUERTO EN EL ESCAPARATE

K. O. DAHL

EMECE


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