06 noviembre 2007

De chófer de 'padrino' a jefe de jefes


Roma. (EFE).- Salvatore Lo Piccolo, jefe de la organización criminal Cosa Nostra detenido hoy, comenzó su carrera criminal como chófer y guardaespaldas del que fue conocido como 'padrino de San Lorenzo', Rosario Riccobono, asesinado durante la guerra de clanes de 1980.

Pero como todo mafioso, su leyenda negra particular se escribe con pocos datos biográficos, porque la discreción sigue siendo un valor, amén de una necesidad, en la organización mafiosa.

Esa discreción, por ejemplo, ha permitido a Lo Piccolo, conocido como 'El barón', despistar a sus perseguidores durante veinticinco años, hasta el punto de que el retrato robot difundido a principios de este año por la Policía no tiene nada que ver con las facciones del hombre detenido, según informaban hoy los medios de comunicación locales.

El retrato robot de 'Totuccio', otro de sus apelativos, tuvo que ser construido con ordenador a partir de las fotos antiguas que se tenían de él, ya que en 1983 Lo Piccolo desapareció sin dejar rastro.Pero la ausencia de rastro no significa que abandonase Sicilia, ya que la mafia es una organización territorial, donde para ejercer el poder hay que pisar el territorio que se domina.

Lo Piccolo ha estado siempre vinculado a la localidad de San Lorenzo, que daba gentilicio a su padrino Riccobono, situada en el extrarradio de Palermo, la capital de la isla sureña de Sicilia de la que es natural.Después de la muerte de su jefe Riccobono, Lo Piccolo se alineó con el clan de los corleoneses: Salvatore 'Toto' Riina y Bernardo Provenzano, sus dos predecesores al frente de Cosa Nostra.

Al amparo de ambos, y gracias también a la relación que cultivó con responsables mafiosos en Estados Unidos, el poder de Lo Piccolo fue creciendo hasta dominar toda la zona noroccidental de Palermo.Todo ello le valió para llegar a ser jefe de jefes de Cosa Nostra frente a Matteo Messina Denaro, quien también optaba a dirigir la organización criminal tras la caída de Provenzano, arrestado en abril de 2006.

Por lo demás, el poder de Lo Piccolo surgió, como en todos los mafiosos, gracias a los asesinatos, el cobro de exacciones impuestas a empresas y negocios, en su caso de San Lorenzo y otros barrios parmelitanos, así como al narcotráfico.

También está conectado con el cobro de comisiones en contratos de concesiones de autopistas y con una exacción de tipo eléctrico: los que no querían tener problemas con la luz en uno de sus territorios, tenían que pagar 15 euros a la organización criminal.

La ausencia de detalles sobre su vida no ha impedido que cuando hoy ingrese en prisión, lo haga para siempre, pues está condenado a cadena perpetua por varios asesinatos.



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