01 diciembre 2008

En el combate al narcotráfico los grandes capos nunca aparecen: Sergio Ramírez


El cielo llora por mí marca una nueva incursión del autor en la novela policiaca

“La justicia en Nicaragua es una farsa, pues los jueces están comprados por los cárteles”
Se necesita un cambio profundo, erradicar la pobreza y crear verdaderas redes sociales, dice
Fabiola Palapa Quijas


El nicaragüense Sergio Ramírez sostuvo que la realidad nunca deja de filtrarse en la ficción, porque ésta es una transformación de la realidad contemporánea o de lo que ha pasado, donde el escritor se convierte en un constructor de edificios imaginarios.
A propósito de su más reciente novela, El cielo llora por mí, que se presentará en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el narrador explicó que el género policiaco implica grandes desafíos, porque se realizan ejercicios mentales a lo largo de la historia para no perder congruencia y resolver de manera gradual con lógica los enigmas.
Esta nueva novela negra de Sergio Ramírez, bajo el sello Alfaguara, narra la historia de dos policías del departamento de narcóticos de Nicaragua, que luchan contra los cárteles de la droga. El punto de partida de la trama es un yate de lujo abandonado en la costa de Laguna de Perlas y la desaparición de una mujer.
El inspector Dolores Morales, protagonista de la obra, enfrenta a los cárteles de Cali y Sinaloa que en Nicaragua tienen su punto de encuentro, porque es el puente para desplazar la droga del sur hacia el norte.
“Desde que empecé a entrenarme como escritor, siempre he admirado los ejercicios mentales de los grandes autores del género policiaco, porque me fascinan los edificios mentales que construyen los investigadores para encontrar las claves de un crimen.
“Es una construcción lógica de los enigmas que el investigador, a través del autor, plantea al lector, así la información lleva al lector de manera gradual a adivinar por dónde va la trama; esto para mí es la novela policiaca, no las persecuciones como en las películas donde todo se resuelve a balazos”, expresó el colaborador de La Jornada.


Por legalizar las drogas


Sergio Ramírez aclaró que su escritura parte de la realidad, porque es la verdad inmediata que lo rodea. “Es la Nicaragua que yo conozco. Cómo podría ser un escritor que escribe de espaldas a su país”.
En el libro describe una Managua contemporánea con capos en el poder, presidentes que entran a caballo a inaugurar un edificio gubernamental, toda una ciudad provincial que tiene algo de urbano por los McDonalds, los malls y las grandes gasolineras.
Cuestionado sobre el tema del narcotráfico, Ramírez señaló que está afectando no sólo a Nicaragua sino a toda América. “El problema es complejo; pertenezco a la comisión de drogas que se formó para estudiar este asunto y realizamos una sesión de tres días en Bogotá, con el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso y expertos; ahí comprobé lo complejo de la situación y no se va terminar hasta que la droga sea legalizada y se evite el tráfico criminal sobre el que se ha mantenido.
“No veo otro camino a largo plazo; falta convencer a todos los gobernantes de que esto es lo más viable, porque en Nicaragua y en Centroamérica se combate el narcotráfico: todos los días hay decomisos, se detienen a intermediarios. Sin embargo, los grandes capos nunca aparecen.”
Ramírez deploró la persecución implacable contra los vendedores pequeños, que a veces son personas pobres que se ven arrastrados a ofrecer mariguana. “Las cárceles están llenas de esa gente, no de otros criminales, y eso no resuelve el asunto porque está metido dentro de las condiciones sociales de la pobreza, porque es más rentable vender droga que un kilo de tomate”.
El escritor, quien fue vicepresidente durante el primer gobierno sandinista (1984-1990), señaló que “la justicia en la propia realidad de Nicaragua sigue siendo una farsa. Los jueces están comprados por los cárteles. La policía se ha defendido mucho de esta situación. Yo diría que en Nicaragua la policía es un ejemplo y esto trato de resaltar en la novela con los valores morales del inspector, quien es hijo de esa matriz ética de la revolución.
“Al inicio del libro utilizo la cita de Guzmán de Alfarache sobre cómo se defiende un hombre frente al mal con principios de bondad.”
En opinión de Sergio Ramírez, lo que vivió Colombia se ha trasladado a México, ya que “los narcotraficantes se han infiltrado en el poder, existen todos los días ejecuciones, asesinan a periodistas, que es una guerra de la palabra contra el silencio, y esto ya sucedió en Bogotá.
“Son cosas que pasarán pero tiene que darse un cambio profundo de la política y erradicar la pobreza. Por eso no es extraño que los capos en provincia sean vistos como Robin Hood, porque reparten y son generosos, convirtiéndose en héroes. Se necesita de un cambio profundo, crear verdaderas redes sociales.”



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