El escritor argentino Carlos Balmaceda ha deslumbrado a la crítica y al público desde su primera novela, La plegaria del vidente. La historia, basada en un hecho real, relata la ardua persecución del primer asesino en serie del que se tiene constancia en Argentina. Inspirándose en la estructura de la novela negra, Balmaceda dibuja una historia perversa del corazón humano que corre paralela a la perversa historia del siglo xx. La plegaria del vidente fue finalista del Premio Planeta de Novela y recibió asimismo el premio internacional Memorial Silverio Cañada, en Gijón. Con un lenguaje poderoso y seductor, Balmaceda transforma un caso clásico de la crónica policial en una brillante y perturbadora novela que mantiene en vilo al lector hasta la última página.
La plegaria del vidente arranca en Mar del Plata, la principal ciudad turística argentina, en la primavera de 1996. Madeleine, una joven prostituta, es estrangulada, mutilada y arrojada a un descampado. El Vasco, un policía de probada experiencia, recibe el encargo de investigar su muerte, pero apenas ha iniciado sus pesquisas cuando aparece el cuerpo torturado de una segunda mujer. La cadena de crímenes ya no se detiene. A Madeleine la siguen Marta, Lourdes, María Paola, Patricia Inés, Esther, Verónica María… Todas las víctimas son prostitutas. Todas son estranguladas y descuartizadas. Todas apuntan a un mismo autor: un asesino en serie cuyo sadismo y eficacia mantiene aterrorizados a los habitantes de la ciudad. Policías, jueces, políticos, periodistas y psiquiatras andan tras él. Es preciso resolver el caso, sea como sea.
Las pesquisas del Vasco corren paralelas a las del periodista Carlos Riveros y a las de un vidente ciego, Mauro Bramuglia. Los tres desean cazar al asesino, pero las únicas pistas que éste ha dejado son los cadáveres destrozados de sus víctimas. Esos cuerpos cuentan algunas cosas, pero sobre todo plantean muchas preguntas. “Cada cuerpo es un símbolo, pero no sabemos de qué. Como acertijos.”
Y mientras las preguntas estén sin respuesta, el criminal seguirá suelto y alguien, que aún no lo sabe, será su siguiente víctima. Hay que actuar muy rápido, antes de que siga matando, porque un asesino en serie nunca deja de matar. Y cada nuevo crimen alimenta su violencia, le sobreexcita.
El policía, el periodista y el vidente, que tienen en común un trágico pasado, se alternan en la narración del relato. Cada uno de ellos cuenta su vínculo con el enigma que plantea la novela. Ninguno desea cerrar el caso utilizando una falsa pista: la trata de blancas, las luchas entre corruptas bandas policiales… Pero ¿y si la verdad no fuera como la imaginan? A veces la verdad es una mala noticia y conocerla conlleva arriesgar la propia vida. Es el vidente, un hombre ciego y atormentado por su don, quien intuye el corazón del horror. Pero será el lector, al tener acceso a todas las versiones, el primero en vislumbrar al criminal. Atrapado por un lenguaje intenso y veloz y acuciado por un suspense que crece en cada página, será únicamente él quien resuelva el enigma.
La plegaria del vidente arranca en Mar del Plata, la principal ciudad turística argentina, en la primavera de 1996. Madeleine, una joven prostituta, es estrangulada, mutilada y arrojada a un descampado. El Vasco, un policía de probada experiencia, recibe el encargo de investigar su muerte, pero apenas ha iniciado sus pesquisas cuando aparece el cuerpo torturado de una segunda mujer. La cadena de crímenes ya no se detiene. A Madeleine la siguen Marta, Lourdes, María Paola, Patricia Inés, Esther, Verónica María… Todas las víctimas son prostitutas. Todas son estranguladas y descuartizadas. Todas apuntan a un mismo autor: un asesino en serie cuyo sadismo y eficacia mantiene aterrorizados a los habitantes de la ciudad. Policías, jueces, políticos, periodistas y psiquiatras andan tras él. Es preciso resolver el caso, sea como sea.
Las pesquisas del Vasco corren paralelas a las del periodista Carlos Riveros y a las de un vidente ciego, Mauro Bramuglia. Los tres desean cazar al asesino, pero las únicas pistas que éste ha dejado son los cadáveres destrozados de sus víctimas. Esos cuerpos cuentan algunas cosas, pero sobre todo plantean muchas preguntas. “Cada cuerpo es un símbolo, pero no sabemos de qué. Como acertijos.”
Y mientras las preguntas estén sin respuesta, el criminal seguirá suelto y alguien, que aún no lo sabe, será su siguiente víctima. Hay que actuar muy rápido, antes de que siga matando, porque un asesino en serie nunca deja de matar. Y cada nuevo crimen alimenta su violencia, le sobreexcita.
El policía, el periodista y el vidente, que tienen en común un trágico pasado, se alternan en la narración del relato. Cada uno de ellos cuenta su vínculo con el enigma que plantea la novela. Ninguno desea cerrar el caso utilizando una falsa pista: la trata de blancas, las luchas entre corruptas bandas policiales… Pero ¿y si la verdad no fuera como la imaginan? A veces la verdad es una mala noticia y conocerla conlleva arriesgar la propia vida. Es el vidente, un hombre ciego y atormentado por su don, quien intuye el corazón del horror. Pero será el lector, al tener acceso a todas las versiones, el primero en vislumbrar al criminal. Atrapado por un lenguaje intenso y veloz y acuciado por un suspense que crece en cada página, será únicamente él quien resuelva el enigma.
La Plegaria del Vidente
Carlos Balmaceda
Roca Editorial 2007
240 Páginas
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