Más de 400 bandas de crimen organizado de 35 nacionalidades actúan en España
CRUZ MORCILLO. MADRID
CRUZ MORCILLO. MADRID
El «mercado común del crimen» es una realidad. Los análisis policiales lo confirman año tras año y el pasado no fue una excepción. Durante 2006 los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco Central) llevaron a cabo 180 operaciones contra grupos de delincuencia organizada y detuvieron a 757 individuos en el transcurso de esas investigaciones. El abanico de países de procedencia superó las 35 nacionalidades; el panorama se repite en lo que llevamos de año.
Los españoles encabezaron la lista (248 arrestados), seguidos de los rumanos (un centenar de personas) y por detrás se sitúan marroquíes y colombianos hasta completar un mapa de una decena de nacionalidades principales en el que aparece Bulgaria, Alemania, Francia, Reino Unido, Argentina y Turquía. El croquis de segundones se asemeja a una reunión del Consejo de la ONU -entre otros se arrestó a gente de Senegal, Costa de Marfil, Kosovo, Albania, Venezuela, Grecia, Paquistan, México, Irán, Camerún, Guatemala, Nigeria o China-, en operaciones que van desde el tráfico de cocaína y hachís, hasta las estafas intercontinentales, el robo de coches de lujo, el blanqueo de dinero o los robos en viviendas y joyerías. Y eso sin contar todo el resto de servicios llevados a cabo por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev Central), también dentro de la Policía Judicial. Esta unidad detuvo el año pasado a casi medio millar de rumanos y desmanteló dos poderosas redes de ese país. A ello hay que unir las operaciones de la Comisaría General de Extranjería y Documentación, con sus golpes a las redes de inmigración y falsificación de documentos.
Las nacionalidades no son sino un reflejo de las querencias delictivas de cada uno de estos grupos, de ahí que los informes, según fuentes policiales consultadas por ABC, sitúen al tráfico de drogas y al blanqueo de dinero como los ejes criminales a los que se aplicaron las bandas. De hecho, el año pasado se batió un récord histórico en cuanto a incautación de cocaína con casi 50 toneladas intervenidas, la mayoría en barcos procedentes de Suramérica.
La heroína, al alza
Paralelamente, la heroína vivió un repunte desconocido desde hacía años, con más de 200 kilos confiscados, lo que hizo saltar las alarmas porque como era previsible se ha confirmado un aumento espectacular de consumo, sobre todo entre jóvenes que la fuman en lugar de inyectársela. El blanqueo de capitales y actividades aledañas marcaron operaciones tan emblemáticas como la «Malaya», que aún continúa, y otras de menor renombre pero con sacas ilícitas igual de llenas, y paraísos fiscales aún más remotos, casi siempre ligados a la cocaína y al hachís.
El Cuerpo Nacional de Policía detectó en 2006 más de 400 bandas activas de crimen organizado (de alto, medio y bajo nivel, según las clasificaciones de Interpol). Estaban integradas por más de tres personas, tenían actuaciones continuadas en el tiempo y la acción, cometían delitos graves y obtenían beneficios, poder o influencia. La mayoría, además, se basaban en un reparto de funciones y empleaban violencia o intimidación. Según un responsable policial, «nuestra Camorra particular son las organizaciones de tráfico de cocaína y hachís, las de blanqueo de dinero y las que roban y trafican con coches y prostitutas».
Y además, cada operación lo corrobora, los delincuentes españoles tienen vínculos con casi todas las organizaciones de Europa occidental y dentro del territorio alianzas entre ellas (las bandas búlgaras, por ejemplo, se ocupan de robar y maquillar los potentes coches que los marroquíes utilizan para el tráfico de hachís). Un veterano investigador lo resume de este modo: «España ya no es una «sucursal» de los grupos organizados, sino una auténtica oficina central».
Este año la delincuencia de altos vuelos no tiene visos de replegarse, más bien al contrario porque en menos de ocho meses ya ha habido más operaciones policiales de la Udyco y los detenidos casi igualan a los de todo el año anterior (ver cuadro). Los españoles continúan a la cabeza de la lista, seguidos por los colombianos y los rumanos. Los investigadores llaman la atención sobre un dato: en ocho meses se les ha intervenido a estas poderosas organizaciones casi el doble de dinero (2,3 millones de euros) que en todo el año anterior. Mafia auténtica El hachís también ha superado ya las incautaciones de 2006 y la cocaína con su inseparable blanqueo al por mayor y sus alianzas sigue imparable. «Mafia auténtica es la puesta al descubierto con la «operación Avispa», el resto es delincuencia organizada». Ese emblemático servicio, que aún colea -este mismo verano se han producido nuevas detenciones en Cataluña- supuso la caída de una treintena de capos rusos, que traficaban con petróleo, gas, carbón, diamantes y drogas.
Los rusos ocupan desde hace años el séptimo lugar en cuanto a número de miembros y organizaciones en el «ranking» del crimen en España, por detrás de españoles, rumanos, colombianos, marroquíes y franceses, y se hallan en niveles similares a los nigerianos. «Prefieren sus territorios de origen para delinquir, pero en España se relajan y montan entramados de blanqueo de capitales, auténticas «lavadoras»», según los expertos policiales. Su colaboración con españoles también es ya un lugar común para la prostitución, el lavado, las extorsiones, la falsificación y el tráfico de hachís y cocaína. Y lo mismo puede afirmarse de las bandas colombianas, que ya habían «importado» cartel propio en la figura del narco Jorge Vélez, detenido en enero.
Hace varios años que tanto Policía como Guardia Civil se baten el cobre para que en las condenas de estos «miniejércitos» criminales y pluriactivos haya penas para la asociación ilícita como figura independiente. «Se necesita una acción judicial coherente con el tipo de delincuencia que estamos combatiendo», señala un agente de la Udyco. «Son multinacionales delictivas, que tocan todos los palos», añade.
«Tienen un plus de calidad por el tipo de delitos que cometen, cada vez más violentos y más desestabilizadores», señala otro responsable policial. «No hay una sola banda organizada que se dedique a un solo negocio. Los que hacen chalés o pisos asaltan joyerías, cuando tienen ocasión, o perfumerías, roban los coches que luego utilizan para los atracos, suelen clonar las tarjetas, las que han robado u otras, y la extorsión es otra de sus aficiones», ironiza un responsable policial. Plan nacional Las bandas de rumanos y albanokosovares detenidas en 2006 y este año lo ilustran. La receta, no la única, pero sí deseable pasa por la puesta en marcha de un plan nacional contra el crimen organizado. El primer paso se dio con la creación del CICO (Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado). Los resultados aún están por llegar.
Fuente: www.abc.es/
Gaetano Fasciano Photographer
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