04 febrero 2011

Mari Jungstedt: «La violencia es algo cotidiano»


'El arte del asesino', cuarta entrega de la serie de la isla sueca de Gotland, explora el mundo de arte y la homosexualidad.

Texto: Anna Abella
Foto: Jonathan Grevsen


«Soy una española en cuerpo sueco. Hablo demasiado alto, mi risa es famosa, muevo demasiado las manos para ser sueca... ¡y aquí la gente es como yo! Nunca soy tan feliz como cuando vengo a España. Tengo planes de mudarme aquí la mitad del año ahora que mis hijos son mayores. Yo amo el sol ¡y no entiendo cómo nací en uno de los países más fríos y oscuros del mundo!». Mari Jungstedt no miente: gesticula, es de carcajada sonora y generosa y además se expresa en un casi perfecto castellano, labrado hace 25 años cuando era guía turística, al hablar de El arte del asesino (Maeva / Columna).

-Muestra un turbio mundo del arte.

-Tenía en la cabeza la imagen de El dandy moribundo, un cuadro de Nils Dardel muy famoso en Suecia y rodeado de interpretaciones. Pero ¿cómo relacionarlo con Gotland? Investigué y descubrí que Dardel diseñó un jardín en la isla porque tenía una relación con el hijo de la casa. Era homosexual. Al visitar el lugar la propietaria me enseñó una habitación y me dijo que Dardel pintó allí el cuadro en 1918. ¡Casi me desmayo!

-Trata el dilema de salir del armario.

-Dardel estaba casado y no vivió abiertamente su homosexualidad. En cambio, su amante Rolf de Maré, un famoso coleccionista de arte, sí, y eso a principios del siglo XX. Pero es increíble que aún en el 2011 haya gente que no pueda salir del armario por miedo a ser discriminada.

-¿Investigó en un prostíbulo gay?

-Logré que el jefe de un club de Estocolmo me dejara entrar en su local. Primero solo me lo enseñó en el ordenador pero tras media hora hablando me dijo 'Ven' y cruzamos la puerta 'boys only'. «Eres la primera mujer que entra aquí», me dijo. Me sentí muy honrada y fui muy callada y discreta para no molestar, ja, ja.

-En otros libros habló del acoso escolar que sufrió y de su padre alcohólico. ¿Qué hay en este de usted?

-Uff. Algo muy terrible de lo que no he hablado nunca a la prensa antes para proteger a mi madre, que tiene alzhéimer. En el prólogo trasladé al personaje cómo me sentí yo cuando la imagen que tenía de ella se rompió en dos segundos. De niña, mi padre alcohólico era el horrible y ella la buena; decía que renunció a trabajar en televisión para criar a tres hijos casi sola. Pero en realidad era muy egoísta, centrada en sí misma y te hacía sentir culpable.

-Trabajó 10 años de reportera de TV. ¿De ahí el periodista Johan Berg?

-Sí. Él me permite mostrar los dilemas éticos con los que yo me encontré, como el tratamiento informativo hacia las víctimas de crímenes.

-¿Tanto han virado los medios suecos hacia el sensacionalismo y el amarillismo como plantea el libro?

-En los últimos 10 o 15 años ha cambiado mucho. Ahora todo es más agresivo, salen fotos de las víctimas, entrevistas con las familias... Es muy grave, nada bueno, y los periodistas tenemos una gran responsabilidad pues la gente a la que entrevistamos está aún en shock y no ve las consecuencias de salir en los medios.

-Denuncia el aumento de violencia.

-Los suecos hemos vivido en una sociedad del bienestar, muy tranquilos, con pocos crímenes, pero eso ha cambiado. La violencia se ve como algo cotidiano y eso es peligroso.

-¿Qué tiene la novela negra sueca?

-Tiene algo especial: la crítica de la sociedad. Muchos autores quieren ir más allá del crimen y contar más cosas. Y también es nuevo el ambiente en que transcurre, lugares aislados, pequeños pueblos e islas como Gotland, con una atmósfera especial.


http://www.elperiodico.com/es/noticias/ocio-y-cultura/20110204/mari-jungstedt-violencia-algo-cotidiano/691873.shtml

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