“A mi no me gustan las novelas policíacas”
Carta de la librera
Suelen venir a la librería acompañando a un lector o lectora adictos al género.
Carta de la librera
Suelen venir a la librería acompañando a un lector o lectora adictos al género.
Para justificar su falta de interés ante los cientos de lomos que posan en los estantes, sueltan un:
“No. A mi es que no me gustan las novelas policíacas. Yo leo otra Literatura”.
La librera calla, sonríe y prefiere no contestar.
La librera respeta que quien quiera lea lo que quiera. Solo faltaría. Por fortuna existen especialidades literarias para todos los gustos y buenos y malos libros en cada una de ellas.
Pero la librera, si pudiera, saltaría al cuello (estamos en una librería negrocriminal) de aquellos lectores prepotentes que miran de manera despectiva mis estantes, considerando que no contienen ningún volumen que pueda formar parte de la primera liga literaria.
Lo que más me molesta de estos visitantes es que ofenden a mis autores.
¿Acaso no han escrito Literatura Georges Simenon, Artur Conan Doyle, Edgar Allan Poe, Raymond Chandler, Leonardo Padura, Margaret Millar, John Connolly, Eric Ambler, John Franklin Bardin, Juan Marsé, Émile Zola, Ruth Rendell, Nicholas Blake, Leonardo Sciascia, Jim Thompson, Wilkie Collins, Patricia Highsmith… y tantos y tantos otros?.
Si un lector de esta carta conoce o tiene cerca a un lector de “solo” Literatura, póngalo a prueba: regálele un libro (ahora viene un día en que es casi obligado hacerlo). Regálele Un juego para los vivos de Patricia Highsmith y luego pregúntele si es o no Literatura. Si le dice que no, un consejo no se acerque mucho a él o a ella, no sea que esta enfermedad se contagie.
Un juego para los vivos acaba de publicarse con una nueva traducción de Ariel Dilon.
(Es una gozada cuando al abrir una caja de libros procedente de la distribuidora te encuentras con un “inédito” de la Highsmith, es decir con uno que no has leído. Te augura horas placenteras).
En la lectura de este libro la librera encontró un plus que va más allá de la literatura : su pasión correspondida por México.
El paisaje en que transcurre Un juego para los vivos es el de un México de finales de los cuarenta o principios de los cincuenta.
A game for living, se publicó en 1958. En los años cuarenta Patricia Highsmith vivió en México, particularmente en Taxco, donde se instaló con la idea de dedicarse plenamente a la escritura, y lo hizo. También en aquella época se pasó del whisky al tequila.
En la trama encontramos una turbia y compleja relación (como no podía ser menos tratándose de esta escritora), entre Theodore, un pintor que encuentra el cadáver de Lelia, su amante, brutalmente desfigurado; y Ramón, el otro amante de Lelia. Ellos son los principales sospechosos. Toda la novela se mueve en una sugerente ambigüedad que nos angustia y nos atrapa.
Y además están el café Tacuba, las momias de Guanajuato, los pequeños hoteles coloniales, y Pie de la Cuesta en Acapulco.
Por cierto si leyéndola les da ganas de ir a México no lo hagan este año. Durante todo el 2010 y especialmente el jueves 16 de Septiembre se celebra el Bicentenario de la Independencia.
En 1810 México comienza la lucha por independizarse de la colonización española que encabezó el Cura Miguel Hidalgo.
Y si también lo quieren celebrar mejor háganlo al estilo Highsmith. Tómense un tequila.
P.D. Por cierto, hablando de buenas novelas negras, de imprescindibles diría, nuestro servicio de espionaje nos ha informado que RBA, en su colección Serie Negra, está a punto de publicar 1280 almas, agotada desde hace demasiado tiempo.
www.negraycriminal.com/
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