Un asesino va dejando la ciudad de cadáveres con un naipe en el cuerpo de sus víctimas. Cuando la policía de Leganitos, ya no sabe lo que hacer, recurre a Cabria, superviviente a partes iguales del juego y la calle. En un Madrid, de corrupción absoluta, se tendrá que trasladar a la Sierra de Guadarrama, para desentrañar un caso endiablado, difícil y que guarda demasiados secretos oscuros.
La segunda aventura de Julio Cabria, nos hace cambiar la suela de los zapatos cada dos por tres. Óscar, como su personaje de ficción tiene las cosas claras, y si en su anterior novela dibujaba una serie de individuos inter-racionales pintorescos, a la vez que criminales; en Impar y Rojo, los transforma en bestias picarescas de una tradición perpetua ante el mestizaje global que rigen actualmente las normas de civismo de la capital, y los deja a su aire.
La segunda aventura de Julio Cabria, nos hace cambiar la suela de los zapatos cada dos por tres. Óscar, como su personaje de ficción tiene las cosas claras, y si en su anterior novela dibujaba una serie de individuos inter-racionales pintorescos, a la vez que criminales; en Impar y Rojo, los transforma en bestias picarescas de una tradición perpetua ante el mestizaje global que rigen actualmente las normas de civismo de la capital, y los deja a su aire.
El Madrid de Óscar es el de Julio Cabria, el de los andares por pasajes emblemáticos de su infancia y su adolescencia, el que nos inculcaron nuestros padres, abuelos y familiares diversos. Ya seamos de provincias o capitales diversas, el contacto con los baldosines, la grava, los parques, etc.
Su profesión le ayuda y nos narra de una forma clara una trama que atrapa por su imaginación, simbolismo y frescura. Si no has tenido la suerte de leer su anterior novela, A timba abierta, desde este instante te aconsejaría que rápidamente te hicieras con ella. Gran parte de estas aventuras, ya vienen enganchadas de este personaje bizarro tan característico, aficionado a la mala vida y a los problemas cotidianos de ser “un bala perdida”.
Contundente en su manera de escribir, mimando cada frase o palabra, lección que imparte a sus alumnos. Sin páginas sobrantes, con una lectura amena, llena de guiños a la vieja escuela de novela negra madrileña.
Y ahora:
Julio Cabria, ya está investigando en cuchitriles de mala muerte o junto al Parque del Retiro, lo único claro, es que tenemos investigador para rato. Si su primera novela fue “A Timba Abierta”, su segunda “Impar y Rojo”, propongo en la tercera el título de “Dados envenenados”.
“Tiró del cajón. Un estuche oscuro brincó en su interior. Lo puso sobre la mesa y lo abrió. Una Glock 19, regalo de su ex mujer en tiempos mejores, refulgía en su funda de terciopelo.
Dormía con un ojo abierto.
Como duermen las pistolas.”
Por José Andrés Espelt
Impar y Rojo
Óscar Urra
Salto de Página 2009
T.L.E. 4 horas.
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