Antes de que la adaptación cinematográfica de Mystic River a cargo de Clint Eastwood pusiera los focos sobre él a escala mundial, Dennis Lehane ya se había consolidado como una de las voces más sólidas del género negro de finales del siglo XX y principios del XXI con su ciclo dedicado a los detectives de Boston, Patrick Kenzie y Angela Gennaro. Sin embargo, ha sido en la última década cuando su creciente genio para las historias tensas y psicológicamente complejas, la composición de personajes llenos de matices y los diálogos afilados lo han inundado de premios —el Edgar Award, el Anthony Award...—, han convertido sus novelas en una inspiración constante para Hollywood —Martin Scorsese y Ben Affleck, entre otros, han dirigido versiones basadas en ellas— y han provocado que haya sido reclamado por la cadena televisiva HBO para aportar su talento a series tan prestigiosas como The Wire o Boardwalk Empire. Probablemente no haya en la actualidad ningún escritor que retrate con mayor verosimilitud y detalle, y con una prosa más vigorosa, los círculos mafiosos y el mundo de los gánsteres en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX, algo de lo que la electrizante Ese mundo desaparecido ofrece una prueba irrefutable.
En Ese mundo desaparecido, novela que cierra la trilogía de Joe Coughlin —Cualquier otro día y Vivir de noche—, pero que puede leerse también de forma independiente, abandonamos los convulsos años veinte, los de la prohibición y la era del jazz, para saltar dos décadas hacia delante. Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial y el antaño todopoderoso Joe, padre de un chico de diez años al que adora, casi ha cortado amarras con su turbulento pasado. Casi, porque ejerce de consejero del importante clan mafioso de los Bertolo, el cual extiende sus tentáculos por Tampa, Boston y Cuba, y cuyo cabecilla, Dion, es amigo de la infancia. Y también porque no deja de pensar en maneras de lucrarse a costa del conflicto bélico. Con todo, vive una existencia moderadamente tranquila hasta que dos hechos inquietantes perturban su ánimo. Por un lado, se le aparece de forma imprevista el fantasma de un chico que viste ropas antiguas y tiene un extraño aire familiar. ¿Una alucinación decidida a entregarle un mensaje crucial? Por otro lado, le llega el soplo de que alguien ha puesto precio a su cabeza y que planean matarlo durante el Miércoles de Ceniza, a dos semanas vista. Pero ¿quién querría verlo bajo tierra si sus manos ya no concentran poder y es fiel a sus jefes? El romance que mantiene con la esposa del alcalde no hará sino complicar aún más las cosas. Entre los encargos que recibe para hacer de mediador entre diferentes clanes mafiosos en estado de máxima tensión y su investigación privada para dar con aquellos que desean acabar con él, Joe asistirá al renacer de los viejos tiempos que creía haber dejado atrás, aquellos bañados en traición y sangre, donde cada día puede ser el último. Quizá, finalmente le haya llegado la hora de pagar por sus pecados.
Ese mundo desaparecido
Dennis Lehane
Salamandra 2016
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