En un edificio de cachaverosódico nombre, Insecto Palo –un vecino discreto pero singular–
secuestra a B en el ascensor. B, inquilino también del inmueble, despierta inmovilizado en un
artilugio complejo, una especie de silla de dentista de estética y tecnología steampunk.
Allí pasará el resto de sus días sometido al suplicio de la gota de agua hasta la muerte. Secuestrador y
secuestrado siguen por los medios el caso de un Tiziano perdido. Su autenticidad es inapelable, pero
encierra un secreto aterrador: Cristo no murió en la cruz. Al hacerse público el descubrimiento, la
civilización occidental se desmorona.
JULIÁN HERNÁNDEZ: vigués nacido en Madrid en 1960. Regresó a la capital en
1977 para estudiar la carrera de guitarra en el Real Conservatorio Superior de
Música, pasar año y medio en la Facultad de Filología de la UAM y trabajar en el
Taller de Música Mundana de Llorenç Barber. Su afición insana por la música le
llevó a participar en la gestación del grupo Siniestro Total en 1981 y en él
continúa militando a día de hoy. En un principio ejerció el oficio de
batería, perversión que abandonó en 1988 por el quizá más adecuado papel de guitarrista, compositor y
cantante. Con ellos ha publicado una veintena de álbumes y centenares de canciones.
Sustancia negra
Julián Hernández
Espasa 2015
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