El protagonista de esta historia es un paparazzi.
Durante un velatorio sorprende a la viuda del difunto, una pelirroja, dejándose
querer por un desconocido. Logra disparar la cámara un par de veces.
Ya en su apartamento, comprueba que no tiene nada, que apretó el disparador
demasiado tarde. Pero la pelirroja no lo sabe, cree que su desliz ha quedado
impreso en un par de fotos. Nuestro protagonista se esforzará en identificar
durante toda la historia a la pareja de la pelirroja, un fulano que adivina muy
poderoso.
En paralelo, nuestro hombre prepara un reportaje sobre personajes que pagan por
la compañía de moritos adolescentes.
Esto significará verse atrapado entre dos fuegos.
Las pelirrojas no se arrojan al vacío
Julián Ibáñez
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1 comentario:
Hola,
Te invito a pasar por mi blog
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Saludos,
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