Para cumplir con éxito su último encargo como asesino a sueldo, M.Y. deberá superar dos graves obstáculos: su galopante hipocondría y su obsesión por los grandes escritores de la historia.
M.Y., temible asesino a sueldo, debe matar al escurridizo Eduardo Blaisten por encargo de un misterioso cliente que se mantiene en la sombra. Pero hay un pequeño problema: el señor M.Y. va a morir ese mismo día. Para ser exactos, el señor M.Y. lleva muriéndose muchos años: le aquejan tantas enfermedades que ha estado a punto de criar malvas desde que nació. Pero como se debe a su trabajo, tratará de olvidar sus afecciones y cumplir con su cometido rápidamente antes de sufrir una apoplejía terminal o una úlcera grangrenosa o un empeoramiento de su Síndrome de Espamo Profesional.
Según avanza en su peligrosa misión, los intentos de homicidio se verán frustrados uno tras otro por sus múltiples enfermedades y, como un buen bibliófilo, irá estableciendo paralelismos entre él y los hipocondríaos más ilustres de la historia de la literatura y el pensamiento (Poe, Proust, Voltaire, Tolstói, Molière...), de modo que su peripecia se convertirá no sólo en la historia de un crimen, sino en recorrido por los grandes males, físicos, psicológicos e imaginarios, que se aquejaron a los personajes más ilustres de la literatura universal.
Uno de los libros que dejarán huella.
El asesino hipocondríaco
Juan Jacinto Muñoz Rengel
Plaza & Janes 2012
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