Andrea Camilleri se asoma a la videoconferencia como ganador del Premio Internacional de Novela Negra que RBA dota con 125.000 euros. Si en la primera edición triunfó Francisco González Ledesma con «Una novela de barrio», en esta segunda entrega Camilleri ha optado también por un título bien explícito. «La muerte de Amalia Sacerdote» es una historia basada en un suceso real, «el crimen del Garlasco», que en su día tuvo un fuerte eco en los medios de comunicación. Si situamos la acción en Palermo y entrecruzamos a la clase político-mediática, los demonios familiares y la Cosa Nostra, la fiebre siciliana está servida.
Una novela sin Montalbano
La videoconferencia se interrumpe y Camilleri reparece con tono irónico: «A ver si nos estará saboteando la mafia...» Solucionados los problemas técnicos, el creador de Montalbano nos advierte que el comisario no aparece en esta novela: «¡No tenéis ni idea de lo pesado y fastidioso que es este hombre! He tenido que apartarlo del caso porque se hubiera empeñado en resolverlo él solo...»
Y es que para aprender a la hidra mafiosa hay que trabajar en equipo y observar el mundo como mosaico. Camilleri ambienta «La muerte de Amalia Sacerdote» en la redacción de la RAI de Palermo, cuando su director, Michele Caruso, se niega a aceptar que la muchacha haya sido asesinada por su novio. Lo que parece un simple crimen pasional desvelará un entramado de corrupciones, no sólo políticas, «sino también sobre la fidelidad al orden establecido: los títeres de la televisión, la farsa de los abogados, el farol del fiscal, la desaparición de las pruebas y el alto precio que supone negarse a mirar hacia otro lado».
Camilleri es de los que no miran a otro lado cuando la mafia hace de las suyas. En «Ustedes no saben» compuso un diccionario con los «pizzini», esto es, las expresiones que utilizaba en sus notas el capo Bernardo Provenzano «para que la gente se haga una idea de la Mafia». Los derechos de autor del libro, «se destinarán a los hijos de los policías asesinados por la mafia, a través de una fundación». La iniciativa surgió cuando el escritor constató el desamparo de las víctimas en Italia: «Las viudas cobran una mísera pensión del Estado y sus hijos ni eso: entonces creamos esta fundación que se ha ido financiando con sus propios ingresos». El compromiso con la realidad de Camilleri nació hace cuarenta años cuando escribió «El curso de las cosas». una novela histórica que no vería la luz hasta diez años después. «Estoy privado de fantasía», confiesa. «No puedo escribir una novela desde la Nada. Rebusco en las páginas de Sucesos e intento mimetizar y adaptarlos a mi modo de narrar. Con la Historia ocurre lo mismo: me bastan dos o tres líneas de sobre un hecho histórico para arrancar a escribir».
Sin móvil aparente
Así surgió «La muerte de Amalia Sacerdote». El personaje, apunta Camilleri, «es un conjunto de tantas jóvenes asesinadas en los últimos tiempos. Uno de tantos cadáveres instrumentalizados por una parentela obscena y corrupta... Cuando sucedió el crimen -una chica muerta en la playa-, comenzó una especulación que impactó en la Democracia Cristiana...» En la tradición del gran Leonardo Sciascia, Camilleri se considera un escritor «que siente todo el peso de la sociedad en que vive», reacio a mirarse el ombligo en una literaria torre de marfil: «Si el medio es el mensaje, mi mensaje son mis libros», concluye.
Texto: Sergi Doria
Foto: Archivo ABC
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