Lola MacHor, jueza que no conoce el desaliento y que mete su dedo insobornable allá donde apestan las llagas de la corrupción, es uno de esos personajes llamados a ocupar un merecido primer plano en la narrativa policiaca española de hoy. Hace poco más de un año, en compañía de su viejo amigo Juan Iturri, inspector de Interpol, se metía entre las centenarias paredes del navarro monasterio de Leyre para poner en orden y hacer la luz en «Los crímenes del número primo», novela que los lectores devoraron: treinta y cinco mil ejemplares vendidos. Ahora, la incorruptible jueza cuelga los hábitos y se sumerge en las cloacas del poder y sus más sucios y retorcidos vericuetos con «El expediente Canaima».
Doctora en Economía y Filosofía, vicedecana primera de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra, articulista, conferenciante, y madre de nueve hijos, Reyes Calderón es la que ha modelado a la jueza MacHor y la que nutre sus andanzas y minuciosas investigaciones. Ayer, la autora, en compañía de Jorge Martínez Reverte, y de Carlos Lesmes, magistrado de lo contencioso administrativo de la Audiencia Nacional que ha asesorado a la autora en materia judicial, presentó su novela en Madrid.
«El expediente Canaima» surgió tras una reunión del Consejo de Europa sobre lobbing, en la que se puso sobre el tapete el peligro de los poderes corruptos, y la primera pregunta que surge del magma de esta novela es inquietante: ¿puede la Justicia ser una autoridad independiente del poder? «En esta novela -explica Calderón-he querido reflejar cómo es la condición humana, cómo nos situamos ante el bien y el mal, cómo cuando las cosas nos llevan al límite tenemos que rescatar nuestras condiciones morales. Pero no es cuestión de arrastrar al lector, sino de acompañarle, de ponerle en todas las posibles tesituras, porque mi trabajo como novelista no es juzgar, yo muestro, no demuestro».
MANUEL DE LA FUENTE MADRID
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