02 febrero 2008

Los Crímenes del Museo del Prado/ Tomás García Yebra


El misántropo y mordaz periodista Mariano Larra y el intrépido y seductor fotográfo Fran Kapa serán los testigos y a la vez los únicos sospechosos de unos inexplicables asesinatos mientras realizan un reportaje sobre una exposición de Velázquez en el Museo del Prado. Estos dos anacrónicos y atrabiliarios personajes, junto con otros cuatro -un guasón estudiante de robótica, una extravagante danesa admiradora de cuatros sobre enanos, un escritor empedernidamente romántico y el oportunista director del dominical Todos Encantados-, se verán envueltos en una trepidante investigación que les llevará, en su búsqueda de la verdad, hasta las entrañas del propio museo y de sus insondables misterios.


Los Crímenes del Museo del Prado
Tomas García Yebra
Funambulista 2008
518 Páginas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Uf! No sé ni por dónde empezar.
El libro que acabo de terminar es algo inaudito en el panorama actual de las letras hispanas. Hacía tiempo que no me reía tanto, y con un humor a la vez sardónico y sumamente inteligente. Bueno, imagínense unos personajes tipo Wilt con ocurrencias de lo mejor de Tom Sharpe, en una trama a lo Dan Brown a la que pudiéramos llamar, por ejemplo, el Código Velázquez. Añadamos Tres horas en el Museo del Prado, del maestro Eugenio D´Ors y una rubia despampanante licenciada en Arte, de Copenhague, y de paso por Madrid, apasionada de los arenques.
Imaginemos unos protagonistas que son:

a) Mariano Larra, periodista y articulista de la revista Todos Encantados, sin teléfono pero dueño de un criado llamado Bambú, el cual que viste camiseta con dorsal nº 7 y duerme en una hamaca de red en una casa de tintes de época.

- La culpa de que los matrimonios fracasen es la comunicación. Hay demasiada.

c) Fran Kapa, fotógrafo de la misma revista y compañero del anterior. Sólo mira a través de su Leica y a pesar de ser un salido de la leche -según una teoría la cual se expone en el relato-, se le escapan todas.

d) Yakamoto Ohio, japonés con dentadura algo más que prominente.

e) Juanita Lucena, la Ministra de Cultura al uso, más aficionada a las cámaras y al protagonismo que a sus labores de Estado.

f) Y un sinfín de escritores, policías y pensadores de época

- ¿Por qué Grecia y Roma representaban a los dioses con el miembro caído?
- El paradigma de la cultura grecolatina es la imperturbabilidad.

Este es un libro para pasar el rato y no poder dejarlo hasta que se le caigan a uno las cejas de madrugada. Es irreverente y deliciosamente incorrecto. Sus escenas son terriblemente divertidas y con disquisiciones sociológicas más que considerables.
Es una perfecta novela de suspense que no deja títere con cabeza y que, además, es un recorrido sin tiempo de por medio de la mano de los mejores escritores y articulistas del Madrid de los Austrias. Arrasa contra la prensa banal y las publicaciones sin ningún tipo de miramientos. Saquea todo argumento acerca de los programas televisivos en directo. Deja por los suelos la validez de las exposiciones museísticas del siglo, alojando a los cultos visitantes en un cubo de basura. Y, por supuesto, desmantela el papel de la Cultura en los tiempos que nos ha tocado vivir y a la vez nos hace caernos por los suelos de risa al descubrir a Mortadelo en una pintura del Bosco. Y mientras la policía buscando a Filemón. Ya sabe todo el mundo que van siempre juntos…
Y cientos y cientos de detalles que no pienso desvelar. Hacía años, creo que desde la publicación de “El impostor sentimental” que no me reía tanto con un autor español. Y hablo de años y años.

- Suicidarse es entrar al trapo de la vida, y la vida hay que vivirla a un metro o dos de distancia. (Larra)

Su autor, Tomas García Yebra, licenciado en Arte por la Universidad Complutense - se nota-, ejerció periodismo en el difunto “Ya”.Por un reportaje en dicho diario le dieron el Premio UNICEF. Siguió con “El Semanal” y acabó de jefe de la sección de cultura en la agencia Colpisa. Ha publicado anteriormente a esta obra tres novelas, dos ensayos históricos y un ensayo sobre Cela.

- El ingenio no consiste en decir cosas nuevas, maravillosas y nunca oídas, sino en decir lo mismo de una manera diferente.- Le comenta el personaje de Larra a Hartzenbusch.

Pues eso mismo pienso yo acerca de la maestría del escritor.