Experto creador de atmósferas asfixiantes en las que los secretos actúan como la materia oscura que no se ve pero se palpa, Gregorio Casamayor, ganador del Memorial Silverio Cañada a la Mejor Primera Novela en la pasada Semana Negra de Gijón, ha vuelto a retorcer el género en 'La vida y las muertes de Ethel Jurado' (Acantilado), la historia de una chica que desaparece, aunque no para todo el mundo. Mientras algunos de sus compañeros de facultad la siguen viendo, otros, como su hermano Enrique, ni siquiera pudieron despedirse de ella.
Pero, ¿a dónde ha ido Ethel? Y lo más importante, ¿por qué ha huido? He aquí el misterio que plantea Casamayor, en su muy particular novela negra que ni siquiera lo es (al menos, en sentido estricto, pues no hay detective, ni asesinato, ni siquiera una denuncia en la policía, "si la hubiera, habría escrito una novela muy distinta", bromea el escritor), a través de las cuatro voces de cuatro amigos de la facultad de Ethel. En realidad, las de tres amigos y la de su hermano Enrique.
"La idea era la de construir una narración que uniera cuatro fractales, cuatro cortes perfectos en la vida de cuatro personajes, y en es sentido, lo que dicen o lo que no dicen de Ethel debe ser tan importante para el lector como lo que cada uno de ellos está contando de sí mismo", explica Casamayor, mientras bebe café y se confiesa "poco lector" de novela negra. Aunque eso sí, los detectives sólo le gustan cuando no son suyos. "No me gustan los detectives ni el morbo del asesinato", dice.
"No digo que nunca escribiré una novela con detective, porque nunca se sabe, sino que como escritor prefiero crear atmósferas y no tener que ceñirme a las reglas de la novela de género convencional", añade.
No hay asesino en 'La vida y las muertes de Ethel Jurado' pero sí hay una víctima. La propia Ethel. "Lo que pasó la convirtió en víctima y nunca va a dejar de serlo, haga lo que haga, de ahí que decida huir", asegura Casamayor, que en la facultad conoció a una chica que comparte enfermedad (psíquica) con la protagonista. "Contaba unas historias horribles. Nunca supimos si eran verdad o no. Pero se me quedaron grabadas. Supongo que hasta ahora. Hasta que me puse a escribir esta novela", admite el escritor, que tiene un trabajo que nada tiene que ver con la literatura pero que, gracias al éxito (de crítica sobre todo) de su primera novela, cada vez le dedica más tiempo a su pasión.
"Siempre tengo dos o tres proyectos en marcha. De hecho, ahora mismo estoy acabando una novela que empecé a escribir antes que esta", dice. En ese sentido, Casamayor intenta mantener un contacto diario con la novela que está escribiendo en cada momento (a veces, con más de una de ellas). "Porque sólo así puedes mantener la tensión y el tono, para mí tan importantes como la idea que hay detrás. Lo más difícil es siempre encontrar la manera de contar una historia", dice.
Entre los protagonistas de su segunda novela hay un chico introvertido (Marcos), uno extremadamente extrovertido (Gerard), una chica con problemas familiares y una confusa identidad sexual y un hermano que intenta engañarse a sí mismo. Y todos guardan un secreto.
"Escribo como se pintan los cuadros, rellenando huecos", cuenta Casamayor, que no sigue un orden cronológico, sino que tiene claro cuál será el final y cómo llegará hasta allí y así decide cada día qué apartado le apetece escribir. En este caso, el hecho de que cada personaje habla en primera persona, como consigo mismo, en un largo monólogo que constituye una de las cuatro partes (fractales) de la novela, lo hacía algo más sencillo que de tratarse de una novela de estructura convencional, pero de todas formas resulta particular.
"No sé hacerlo de otra manera, siempre he escrito así, y es cómo mejor me va para no aburrirme. Cuando dedicas tanto tiempo a esto, aunque no es tu trabajo, lo único en lo que piensas es en divertirte", sentencia el escritor barcelonés.
Texto: Laura Fernández
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/12/novelanegra/1302621499.html
Pero, ¿a dónde ha ido Ethel? Y lo más importante, ¿por qué ha huido? He aquí el misterio que plantea Casamayor, en su muy particular novela negra que ni siquiera lo es (al menos, en sentido estricto, pues no hay detective, ni asesinato, ni siquiera una denuncia en la policía, "si la hubiera, habría escrito una novela muy distinta", bromea el escritor), a través de las cuatro voces de cuatro amigos de la facultad de Ethel. En realidad, las de tres amigos y la de su hermano Enrique.
"La idea era la de construir una narración que uniera cuatro fractales, cuatro cortes perfectos en la vida de cuatro personajes, y en es sentido, lo que dicen o lo que no dicen de Ethel debe ser tan importante para el lector como lo que cada uno de ellos está contando de sí mismo", explica Casamayor, mientras bebe café y se confiesa "poco lector" de novela negra. Aunque eso sí, los detectives sólo le gustan cuando no son suyos. "No me gustan los detectives ni el morbo del asesinato", dice.
"No digo que nunca escribiré una novela con detective, porque nunca se sabe, sino que como escritor prefiero crear atmósferas y no tener que ceñirme a las reglas de la novela de género convencional", añade.
No hay asesino en 'La vida y las muertes de Ethel Jurado' pero sí hay una víctima. La propia Ethel. "Lo que pasó la convirtió en víctima y nunca va a dejar de serlo, haga lo que haga, de ahí que decida huir", asegura Casamayor, que en la facultad conoció a una chica que comparte enfermedad (psíquica) con la protagonista. "Contaba unas historias horribles. Nunca supimos si eran verdad o no. Pero se me quedaron grabadas. Supongo que hasta ahora. Hasta que me puse a escribir esta novela", admite el escritor, que tiene un trabajo que nada tiene que ver con la literatura pero que, gracias al éxito (de crítica sobre todo) de su primera novela, cada vez le dedica más tiempo a su pasión.
"Siempre tengo dos o tres proyectos en marcha. De hecho, ahora mismo estoy acabando una novela que empecé a escribir antes que esta", dice. En ese sentido, Casamayor intenta mantener un contacto diario con la novela que está escribiendo en cada momento (a veces, con más de una de ellas). "Porque sólo así puedes mantener la tensión y el tono, para mí tan importantes como la idea que hay detrás. Lo más difícil es siempre encontrar la manera de contar una historia", dice.
Entre los protagonistas de su segunda novela hay un chico introvertido (Marcos), uno extremadamente extrovertido (Gerard), una chica con problemas familiares y una confusa identidad sexual y un hermano que intenta engañarse a sí mismo. Y todos guardan un secreto.
"Escribo como se pintan los cuadros, rellenando huecos", cuenta Casamayor, que no sigue un orden cronológico, sino que tiene claro cuál será el final y cómo llegará hasta allí y así decide cada día qué apartado le apetece escribir. En este caso, el hecho de que cada personaje habla en primera persona, como consigo mismo, en un largo monólogo que constituye una de las cuatro partes (fractales) de la novela, lo hacía algo más sencillo que de tratarse de una novela de estructura convencional, pero de todas formas resulta particular.
"No sé hacerlo de otra manera, siempre he escrito así, y es cómo mejor me va para no aburrirme. Cuando dedicas tanto tiempo a esto, aunque no es tu trabajo, lo único en lo que piensas es en divertirte", sentencia el escritor barcelonés.
Texto: Laura Fernández
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/12/novelanegra/1302621499.html
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