En St. Denis, un pueblo de la Dordogne, donde la ocupación de la policía es evitar gamberradas a los inspectores de sanidad, asesinan a un hombre árabe de edad avanzada y le dibujan una esvástica en el pecho. Bruno, el jefe de policía, un hombre afable y sencillo con un pasado oscuro (estuvo en la guerra de Yugoslavia, tuvo un amor que fue asesinado...), deberá resolverlo con la ayuda de policías parisinos enviados por el ministerio, entre ellos J. J., un antiguo amigo, e Isabelle, una joven atractiva. Las primeras sospechas se dirigen hacia los simpatizantes del Front Nationale, concretamente a dos jóvenes del pueblo que tontean con las drogas y las ideologías extremistas. Sin embargo, no hay suficientes pruebas... y las circunstancias son más ambiguas.
La novela está narrada en tercera persona, con un estilo fresco y soleado. Se hace evidente que el autor es un enamorado del sur de Francia y sabe transmitir muy bien el ambiente apacible y de buena vida, buen vino y buena comida, relaciones sencillas, etc., que hace de la lectura una experiencia gratificante. La novela está ambientada en la época actual, en un pueblo donde todos se conocen y donde la aplicación de la ley es casi un asunto entre amigos...
Bruno, comisario de policía
Martin Walker
Mondadori 2011
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