15 julio 2008

Cuando el antro sagrado cierra de Lawrence Block


Cuando el antro sagrado cierra probablemente no sea la mejor de las novelas de ese mito viviente que es Lawrence Block. Puede que ni siquiera sea la mejor de la serie protagonizada por Matt Scudder. Pero aún así, es y será una pequeña joya rescatada, como no, por esa maravilla editorial joven que es la Factoría de Ideas, de la escasa y extrañamente poco publicada bibliografía de Block en castellano.
A la memoria de Matt Scudder, ese expolicia asiduo de iglesias y tabernas por igual que durante algún tiempo compitió con Jack Taylor en almacenar todo tipo de destilados en su cuerpo y que de haberse muerto hubiera sido imposible incinerarlo, acude un caso vivido diez años atrás cuando a sabiendas de su pasado policial, los amigos acudían en tropel a pedirle favores esperando que su olfato de sabueso no se ahogara buscando la inspiración en el fondo de la botella.
Los diálogos al estilo tarantiniano son brillantes, la trama va creciendo en intensidad hasta llegar al Apocalipsis final y el protagonismo de una ciudad como Nueva York llega a ser por momentos mareante, hasta tal punto que si analizamos uno a uno cada local visitado por Scudder en las trescientas páginas de esta novela podremos trazar un mapa del Manhattan de finales de los años setenta que ni el mismísimo Google Earht podría hacernos la competencia.
Cuando el antro sagrado cierra, cuyo titulo esta inspirado en la canción Last Call de Dave Van Ronk, viene a cubrir la necesidad imperiosa de buena novela negra que nos dejó a todos la anterior publicación de Lawrence Block en la Factoría.
En definitiva una novela con auténtico sabor a clásico que entre otros muchos reconocimientos obtuvo en el año 87 el premio Halcón Maltés a la mejor novela negra publicada en Japón, premios que aunque nos suene a exótico entre sus ganadores cuenta con autores de prestigio como Andrew Vachss, Michael Connelly, James Ellroy o George Pelecanos.


CUANDO EL ANTRO SAGRADO CIERRA
Lawrence Block
LA FACTORIA DE IDEAS 2008



Por José Rámon Gómez Cabezas

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