Los encuentros han tenido una afluencia de 1.200 personas cada día
Hace siete años y ocho ediciones que nació BCNegra al calor del pujante boom de la novela criminal. Hoy aunque el suflé de aquella moda haya bajado sensiblemente lo que permanece es un lector informado, enganchado al género y en continua búsqueda de la calidad. Y la prueba son los incontables clubs de lectura de novela negra que están proliferando. Lo constataba el sábado, último día del encuentro, el hiperactivo Paco Camarasa, comisario del festival, más que satisfecho con las cifras de asistencia a los actos. Una media de 1.000 a 1.200 personas diarias, que se dispararon el lunes con la mesa redonda dedicada a la corrupción. Tal fue la afluencia que tuvieron que trasladar el acto al antiguo teatro Arteria Paral·lel. «La corrupción rompió nuestras expectativas -ríe Camarasa-, pero también fue la constatación de que la actual novela negra es un buen instrumento para comprender esta realidad de crisis y mala práctica política. Eso lo saben los adictos, pero es también un buen gancho para el lector en general».
Camarasa apunta además otro aliciente. «En otros festivales literarios, los lectores acuden a admirar reverencialmente desde la lejanía a sus autores. Aquí no. Aquí, los autores están próximos, es fácil sentir que son uno de los nuestros y eso lo agradece cualquier tipo de público».
La concesión del Premio Pepe Carvalho a la veterana autora sueca Maj Sjöwall ha marcado esta edición, otra vez, de aires nórdicos, una tendencia que parece lejos de haberse agotado: «Hoy los nórdicos tienen una calidad media superior a la de cualquier país europeo», asegura el comisario. Y también se percibe en el encuentro una clara y más que coyuntural vocación europea. «Frente a la Europa de Merkel y de las cifras, hemos opuesto a Camilleri, Simenon y Sjöwal; ellos les podrían dar una lección de humanidad a todos los políticos europeos».
CAPITAL DEL CRIMEN / Otra de las tendencias es la visualización -y en esta edición con especial claridad-, de Barcelona como capital del crimen literario. Ahí están las últimas novelas de Giménez Bartlett, Andreu Martín, Lorenzo Silva y Francisco Gónzalez Ledesma -a quien la enfermedad le ha convertido en el gran ausente del festival- cartografiando el fenómeno. «¿Qué por qué Barcelona y no Madrid? Digamos que aunque Madrid vaya a tener un Eurovegas en el futuro, Barcelona tiene un puerto donde cada día llegan 5.000 contenedores procedentes de China y tenemos la frontera a menos de una hora».
Frente a esa novela urbana y tradicional, otra más rural, catalana y descentralizada se está abriendo paso en los últimos tiempos con nombres como Sebastià Benassar, Salvador Balcells, Miquel Giménez, Miquel Casas o Xevi Sala.
Clausurado el BCNegra 2013, se impone ya pensar en el año que viene. Camarasa promete trabajar desde ya para que Andrea Camilleri, homenajeado este año en ausencia porque apenas viaja, visite por fin el festival. Que se convirtiera en el próximo premio Pepe Carvalho sería de lo más consecuente.
Texto: Helena Hevia
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