14 abril 2007

¿Qué libro leer?


Los ingleses siguen lanzando libros perfectos desde sus islas. Un libro perfecto, para nosotros, es aquel que consigue lo que pretende, que te aísla de lo que te rodea mientras lo lees, que juega a dominar el lenguaje y cuenta algo interesante. Todo eso sucede en Arthur & George (Anagrama), de Julian Barnes (La mesa limón, El perfeccionista en la cocina). El autor inglés relata un hecho real de la Inglaterra de principios del XIX. George Edalji, joven abogado en un pequeño pueblo, es acusado de sacrificar animales y enviar extraños anónimos a sus vecinos. El caso no merecería una novela de Barnes si no fuera la única culpa de George ser hijo de un vicario parsi (una minoría hindú) y si no hubiese sido Arthur Conan Doyle el principal investigador del hecho... Es lo que tiene crear a Sherlock Holmes, que cualquiera puede llamar a tu puerta para que investigues algo. Doyle se considera por encima de todo “un hombre de honor” y no puede ser ajeno a tamaña injusticia. Barnes contaba con abundante información sobre uno de sus protagonistas (Arthur, claro), pero prácticamente nada sobre el otro (George). El ejercicio de rastreo e imaginación ha sido sin duda arduo, pero el resultado es de un equilibrio total. La novela juega a ir alternando las dos historias, hasta el momento en que los dos hombres se conocen, ya muy avanzada la novela. Juega Julian Barnes con los tiempos verbales (es a la mitad de la novela que el relato de Arthur pasa a contarse en presente; hasta ese momento era el de George, y se suceden con gracia y buen ojo desde ese momento los cambios) y con las personalidades de sus dos protagonistas, antagónicas en muchos aspectos: uno cree en la paz del campo, el otro la teme; uno es el típico inglés, el otro cree serlo; uno es extrovertido y deseado, el otro misántropo y silencioso... Saltarán chispas entre la vieja escuela de la policía inglesa y las deducciones de Doyle. En medio, sólo un hombre que luchará toda su vida por ser uno más en la sociedad , pero que nunca podrá quitarse el cartel de “raro”, que además le llevará a la cárcel. Julian Barnes ha logrado de sobra los tres “in” de los que, según él mismo, podía presumir Doyle: Tiene muy claras las responsabilidades de un autor: primero, ser inteligible; segundo, ser interesante, y tercero, ser inteligente. De sobra.

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