Matar en Barcelona
Varios Autores
Alphay Decay, 2009
304 Páginas
19 Euros
Argumento
La historia criminal reciente de Barcelona se trenza con la ficción: los doce escritores se han enfrentado a los testimonios y vestigios de un suceso real y sangriento, y han recreado el relato dentro del relato. El lector puede encontrar ecos de casos tan conocidos como el del violador del Eixample o la asesina de ancianas, sin identificar y bien camuflados. A través de los textos se ofrece una visión “diferente” de la Ciudad Condal.
Pocas veces una recopilación “de editor” resulta a la postre tan coherente y a la vez con tan sana variedad. Y Matar en Barcelona no es sólo coherente; es un libro necesario, lúdico sin permiso, revulsivo, escaparate activo de los tiempos, así como muestrario de autores hechos y derechos. Han recibido la historia escrita de los crímenes y han devuelto otra. Jugueteando con las encrucijadas tarotísticas (Javier Calvo); mezclando las voces narradoras en puzles caóticos (Gabriela Wiener); recreando un imposible diario del criminal (Antonio Luque); emplazando la acción al más que impermeable futuro, al lugar al que todos vamos (Manuel Vilas) o interrogándose con la parcialidad de uno solo de los puntos de vista sobre el total (Francesc Serés, Llucia Ramis). Es de señalar esa especie de performance literaria que es el relato de Mara Faye Lethem y aquél que mejor deshilvana la crónica y muestra las vísceras, Darío Hernando, cerrando el volumen. Se podría prescindir de cualquiera de estos cuentos pero ninguno puede eliminarse: los narradores juegan con los hechos y se sitúan más acá o más allá, parte integrante, víctima o simple conocedor. Y, al sumergirse en este recorrido, el lector se ve invadido, atrapado, por una historiografía radicalmente moderna donde el documento se disuelve y lo que queda es un montón, no de violencia, sino de inteligencia narrativa. Las voces se funden, el discurso permanece único: ya no podemos decir, con Sartre, que el criminal es la auténtica belleza.
Por Carolina León
Pocas veces una recopilación “de editor” resulta a la postre tan coherente y a la vez con tan sana variedad. Y Matar en Barcelona no es sólo coherente; es un libro necesario, lúdico sin permiso, revulsivo, escaparate activo de los tiempos, así como muestrario de autores hechos y derechos. Han recibido la historia escrita de los crímenes y han devuelto otra. Jugueteando con las encrucijadas tarotísticas (Javier Calvo); mezclando las voces narradoras en puzles caóticos (Gabriela Wiener); recreando un imposible diario del criminal (Antonio Luque); emplazando la acción al más que impermeable futuro, al lugar al que todos vamos (Manuel Vilas) o interrogándose con la parcialidad de uno solo de los puntos de vista sobre el total (Francesc Serés, Llucia Ramis). Es de señalar esa especie de performance literaria que es el relato de Mara Faye Lethem y aquél que mejor deshilvana la crónica y muestra las vísceras, Darío Hernando, cerrando el volumen. Se podría prescindir de cualquiera de estos cuentos pero ninguno puede eliminarse: los narradores juegan con los hechos y se sitúan más acá o más allá, parte integrante, víctima o simple conocedor. Y, al sumergirse en este recorrido, el lector se ve invadido, atrapado, por una historiografía radicalmente moderna donde el documento se disuelve y lo que queda es un montón, no de violencia, sino de inteligencia narrativa. Las voces se funden, el discurso permanece único: ya no podemos decir, con Sartre, que el criminal es la auténtica belleza.
Por Carolina León
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