10 abril 2008

El Dossier Miernik de Charles McCarry


El espionaje en la literatura nos viene desde el principio de los tiempos, lo que si tenemos que tener en cuenta es que vivió su momento más representativo debido a la información que generó la denominada guerra fría, entre EEUU y URSS. Durante los años de la post-guerra llegó su época dorada y muchos escritores se lanzaron a escribir sus mejores obras y se aplicó un estilo propio de escribir y a un personaje clave: el espía.
Y es que espiar es un reflejo del ser humano, por eso el autor Charles McCarry con su novela da cuenta de ello.
A un ritmo totalmente diferente de cualquier trama, va generando una historia a base de informes, conversaciones y mensajes interceptados; así mismo se vale de las diferentes agencias con servicios secretos para investigar a un individuo Tadeusz Miernik.
Pero, nadie sabe lo que se esconde tras la máscara de dicho personaje. De origen polaco; éste se encuentra en una situación un tanto complicada ya que está a punto de perder la protección del gobierno suizo, y por supuesto no pretende regresar a su país ya que correría demasiados riesgos. Gracias al agente americano, Paul Cristopher, decide realizar una pintoresca aventura a cambio de obtener un pasaporte que le ayude a poder moverse sin problemas.
El viaje en Cadillac hasta Sudán junto a varios agentes internacionales: el británico Nigel Collins y el Principe Kalash, resultará un torbellino de conflictos y emociones.
Antes, rescataran a la hermana de Tadeusz, Zofia. Ella se embarcará con ellos junto a otra mujer Illona. A través del desierto, Paul Cristopher descubrirá las identidades y secretos de Miernik y de todos sus acompañantes.
Recogidas las pruebas finales, le surgirá una pregunta en su cabeza, quien demonios es Miernik.
Nos encontraremos con guerrillas frustradas, secuestros y todo lo necesario para mantener al lector atento a todos los movimientos de los servicios secretos en pleno apogeo.
Paul Cristopher es el personaje principal de todas las novelas de espionaje del autor.


Por José Andrés Espelt

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