Desde
CEREMONIAS y con agrado para uno.
Si eres
parte del puñado de noveleros y noveleras (dicho sea en la mejor de sus
acepciones) que siguen las andanzas de Eladio Monroy, ya sabrás que llevo
intentando cargarmelo desde 2006 y que no hay manera. El muy cabezudo
vuelve siempre. Ahora le ha dado por reaparecer, en una última entrega cuya
edición se encuentra ahora mismo en preparación y que aparecerá, impresores
mediante, en octubre.
Esta
cuarta novela se titula Morir despacio y arranca con el descubrimiento
del fiambre de un aparente suicida. A petición del padre del finado, Monroy
acepta echarle un vistazo al asunto. Y, por supuesto, cuando huele a podrido
suele ser porque hay algo pudriéndose. En este caso, los cadáveres de un par de
chanchullos.
Como
siempre, mala leche, energúmenos que se arrastran por la ciudad y hostias como
panes para intentar leer derechito en los torcidos renglones de la realidad más
cercana
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