09 abril 2010

Aliento a muerte de F.G. Haghenbeck. México alborotado


El autor cuenta una terrible venganza de una manera muy original, a base de una imaginaría exposición de objetos que narran los hechos de la trama histórica que nos presenta a continuación.

México, 1868. El emperador Maximiliano ha sido fusilado, ha caído el ejército imperialista francés a las órdenes del Presidente republicano Juárez, gracias a la presión del pueblo puesto en armas para erradicar la represión exterior.

Adrián Blanquet, hijo de un famoso hacendado e imperialista derrotado, inicia la búsqueda de los verdugos que asesinaron a su familia, tras permanecer encerrado en prisión durante un año. Sin remordimientos recorre el camino de vuelta a casa para castigar a los que traicionaron su vida anterior. Eso si encontrándose de vez en cuando con sorpresas nada agradables: pueblos dominados por enemigos, la pérdida de su hacienda, riqueza y nombre.

En sus entrañas aparecerán sentimientos sedientos de sangre para tomar decisiones derivadas de la crueldad y la violencia del momento. Vagando por los caminos como un fantasma, con paso certero hasta su final, tan sólo acompañado por abstractos compañeros de viaje: un cocinero enano, unas siamesas prostitutas y “el aliento a muerto“, en su empeño.

Lectura rápida, de narrativa ágil y final álgido emotivamente. Una inversión arriesgada pero segura. Salto de Página no defrauda y sigue sus principios. Aliento a muerte siente el sello editorial.

Nunca te acostarás sin saber algo nuevo...


“En varias tumbas había flores secas de cempasúchil y botellas de licor sucias. Rastros de las ofrendas que habían dejado familiares a lo que ya descansaban el sueño eterno. Había pasado un año desde el Día de Muertos; los muertos se quedaban igual, como ofrendas que ya habían pasado a formar parte de ese mundo de muerte.”



Por José Andrés Espelt



Aliento a muerte
F.G. Haghenbeck
Salto de Página 2010
T.L.E. 4 horas

1 comentario:

SalmaiaLit dijo...

Un novela muy recomendable. Engacha y además de lee rápidamente. Y memorable el personaje de Adrian Blanquet, de esos que dejan huella.